Con frecuencia ocurre que una planta de interior deje de recibir su dosis vital de agua, ya sea porque su dueño se olvidó de regarla periódicamente o porque tuvo que ausentarse un largo tiempo de casa, y el resultado de ello es un ejemplar despojado de su belleza y aspecto vivaz característicos y que puede perderse totalmente si no se toman las medidas para revertir la situación.
Los síntomas más comunes de la falta de riego consisten en el amarronamiento de las hojas y la sequedad de sus bordes, que hacen que los mismos se resquebrajen con solo tocarlos. También existen otras señales de sequedad dependiendo del tipo de planta, ya que una floral, por ejemplo, puede evidenciar una poca o nula hidratación cuando sus flores caen antes de marchitarse, incluso cuando se encuentran en estado de capullo.
El aspecto de la tierra es otro de los indicadores de una falta grave de agua, ya que luce seco, demasiado compacto y desprendido de las paredes de la maceta.
El primer paso para salvar a una planta de interior que se encuentra en un grado avanzado de sequedad consistirá en retirar la totalidad de las hojas caídas y de aquellas resecas que se encuentren casi desprendidas de los tallos, para luego trabajar sobre la tierra en la que se encuentra inserta la planta, resquebrajándola cuidadosamente con la ayuda de una pala o rastrillo de mano, teniendo la precaución de no dañar las raíces. Esto descompactará la tierra, liberando espacio alrededor de la parte subterránea de la planta para facilitar la ventilación y la circulación de agua.
Hablando del líquido elemento, el siguiente paso en esta operación de rescate consiste en tomar la maceta y sumergirla completamente en agua tibia por al menos diez minutos (si se trata de un contenedor pequeño) o hasta que el sustrato se humedezca por completo y recupere su volumen y peso normales y ya no pueda absorber más agua.
Una vez comprobado esto, se procede a retirar la maceta y dejarla drenar todo el exceso de líquido, para luego humedecer la parte aérea de la planta con la ayuda de un pulverizador.
Salvar una planta seca: Reubicación y poda
A continuación, se debe ubicar la planta en un lugar con semisombra por al menos tres días, ya que esto ayudará a la recuperación de las raíces y a que la planta vuelva a adquirir un aspecto más saludable, que se traduce en la formación tallos algo más gruesos y brotes de hojas nuevas.
Al verificarse estos primeros síntomas, se puede volver a colocar a la planta de interior en su lugar habitual, regando periódicamente para que la tierra se mantenga siempre húmeda. El plazo total de la recuperación dependerá en gran medida del tiempo de sequía al que el espécimen fue sometido.
Si al pasar dos o tres semanas la planta muestra más indicios de un nuevo crecimiento, es hora de someterla a otros cuidados que consistirán en abonar la tierra y podar las ramas que pudieran haber sido dañadas.
Siempre se me secaron las plntas de jazmin que pkante.