La acelga: Propiedades y cultivo

La acelga (Beta vulgaris var. cicla) es una planta herbácea originaria del sur europeo que se cultiva en casi todas las zonas templadas del mundo y que es muy demandada como alimento gracias a su alto valor nutricional que incluye vitamina A, calcio, potasio, hierro y ácido fólico.

Este vegetal se caracteriza por sus poseer hojas grandes y nervadas, que se reúnen en la base en forma de roseta. Si bien su color más conocido es el verde oscuro, existen algunas variedades que incluyen tonalidades verde claro y amarillo. Los pecíolos, también conocidos como pencas, son carnosos y tienen un aspecto ancho y largo, y pueden ser de color blanco, crema, amarillo, e incluso rojo.

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Antes de cultivar la acelga debe recordarse que, por tratarse de una planta de clima templado, se desarrolla mejor en ambientes con temperaturas medias, mientras que los cambios bruscos de temperatura pueden afectar su crecimiento y malograr la calidad de las hojas que se destinen al consumo.

Si se está en un lugar donde se registran primaveras o veranos muy calurosos, lo mejor es plantarla en lugares frescos a semisol. En algunas regiones tropicales y subtropicales esta variedad puede comportarse como perenne y crecer sin problemas, pero siempre y cuando su cultivo tenga lugar en zonas altas.

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El cultivo de la acelga puede comenzarse adquiriendo semillas en los negocios del ramo, las que luego de dejarse en el agua por dos días deben sembrarse en surcos de 2.5 centímetros de profundidad y con un margen de separación mínima de 8 centímetros entre planta y planta.

Es importante que antes de proceder a la siembra la tierra haya sido bien labrada y roturada para facilitar la germinación. También es necesario que posea bajos niveles de acidez y que haya sido enriquecida mezclándola bien con abono orgánico.

En las zonas de clima templado, la época más propicia para su siembra directa en el suelo es la primavera, lo que permitirá disponer de plantas aptas para la cosecha en verano. Si se desea contar con esta verdura en invierno, lo mejor es sembrarla a principios o mediados de otoño.

Cuando el cultivo tiene lugar en áreas más cálidas, la plantación puede realizarse durante cualquier época del año.

Otro punto importante que debe tenerse en cuenta cuando se cultiva acelga es la humedad requerida para su crecimiento saludable.

Esta planta necesita un riego abundante, sobre todo cuando sus ejemplares son muy jóvenes, debiendo cuidarse de que el suelo nunca se seque. Del mismo modo, la cuota de agua deberá aumentar durante el verano, aunque evitando siempre que se produzcan encharcamientos.

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Cosecha de la acelga

La cosecha de la acelga puede llevarse a cabo recolectando la planta entera cuando tenga un tamaño proporcional a 1 kilogramo de peso, o recolectando en forma manual las hojas, según vayan alcanzando un tamaño ideal de 25 centímetros.

Otro sistema para determinar el momento correcto para su recolección se basa en el tiempo, pudiendo realizarse el primer corte de las hojas exteriores a los 60 días de la plantación y luego proseguir con el resto de las hojas cada 12 días.

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Para el consumo siempre deben seleccionarse hojas frescas, tiernas e intactas, de color verde uniforme y brillante y de pencas duras. No es conveniente utilizar aquellas acelgas con hojas muy grandes, ásperas, de color verde amarillento y con tallos fibrosos, ya que esta es una señal de que la planta ya ha florecido o está por hacerlo, lo que provoca que las pencas tengan un sabor muy amargo.

Debido a que la acelga es una verdura de vida corta, es mejor consumirla dentro de los tres días de producida la cosecha.

Ruben
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