Conocida sobre todo en el medioevo, la mandrágora, especie de fanerógama del linaje de las Solanáceas, es una planta que merece un artículo solo por su mística. Maquiavelo tituló con el nombre de esta planta a una novela satírica, y aparece con toda su magia en la mágica película «El Laberinto del Fauno».
En la antigüedad y durante el Medioevo, la mandrágora ha sido empleada con fines tanto medicinales como esotéricos. De hecho, en la película arriba mencionada, la niña coloca una raíz de mandrágora bajo el lecho de su madre enferma. A medida que la madre sana, la planta cobra vigor. Su padrastro, un jefe militar franquista, descubre la planta y, colérico, la arroja al fuego. La madre muere.
Cómo se reconoce una mandrágora
Se reconoce, más que por sus hojas anchas y rugosas, y su tallo oscuro, por sus raíces. La misma película ilustra bien, con sus cuotas fantásticas, el parecido entre la raíz de la mandrágora y la figura humana.
Estas raíces se retuercen bajo la tierra, y semejan al jengibre, en tonos marrón pálido. Por su parte, son bellas sus flores, que brotan justo en el centro de la planta y adquieren tonos violáceos. El máximo que crece la mandrágora es de 30 cm. Da fruto, en otoño, el cual es entre amarillo y naranja y de olor desagradable.
Cómo crece la mandrágora
La mandrágora crece en tierras con abundante drenaje y con buena luz. Necesita suelos profundos y blandos, que le permitan a las raíces desarrollarse con amplitud (suelen extenderse hasta un metro hacia abajo). En caso de querer cultivarla desde la semilla, la misma debe ser estratificada durante 15 días. Para ello, se las debe colocar en un contenedor con agua dentro del refrigerador. El agua debe ser cambiada diariamente.
De todos modos, el mejor modo de sembrar mandrágora es mediante rizomas, dado que sus raíces permiten la división. En cualquiera de los casos, antes de ser llevada a tierra es mejor darle tiempo hasta la primavera, en tanto no soporta demasiado bien los climas cálidos.
Toxicidad de la mandrágora
Su fama, o mala fama, le viene por la toxicidad de sus frutos, hojas y raíces. De hecho, no es para nada recomendable plantarla en jardines donde habiten mascotas, o donde transiten niños. El daño puede aparecer tan sólo por manipular sus hojas.
Los efectos de la mandrágora incluyen mareos, taquicardia, y dificultad para respirar. En algunos casos, esta planta puede provocar la muerte, así de grave y peligrosa para humanos y animales es, pobrecita.