Cuidando el jardín en verano: Riego y prevención de plagas y enfermedades

Altas temperaturas, un ambiente mucho más seco o húmedo (dependiendo de la zona climática), y la aparición de plagas o enfermedades son algunos de los factores propios de la temporada de verano que pueden afectar la vida y desarrollo normal de las plantas en un jardín, por lo que se debe realizar una serie de trabajos para que las mismas mantengan la vitalidad y belleza con que brotaron o florecieron en la primavera.

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El aumento del calor, principal característica de la época estival, contribuye a una evaporación más rápida del agua y a que la tierra se seque con mayor facilidad, por lo que es imprescindible mantener un riego constante, de acuerdo con las características propias de cada especie presente en el jardín.

Este último punto es muy importante, dado que los requerimientos de agua pueden variar según la especie, incluso hay algunas que, por no tolerar las altas temperatura y humedad, necesitan una suspensión del riego y ser colocadas a la sombra para evitar que mueran.

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Por lo general, los momentos más adecuados para regar el jardín en verano son temprano en la mañana o muy tarde en la noche, ya que de esta forma se hace un mayor aprovechamiento del agua al evitar su evaporación casi instantánea si el riego se hiciera a pleno sol.

Siempre debe recordarse que, a mayor exposición a la luz solar durante el verano, mayores serán los requerimientos de agua que tendrá la vegetación, y esto también incluye al césped, que en la mayoría de los casos se encuentra más expuesto al sol durante gran parte del día.

En todos los casos es preciso observar con detenimiento a las plantas que habitan el jardín, con el objeto de detectar aquellos síntomas que indiquen si una planta está recibiendo una dosis excesiva o insuficiente de agua.

Cuidando el jardín en verano: Plagas y Enfermedades

Insectos como la mosca blanca, la cochinilla, el pulgón y la araña roja son algunas de las amenazas que pueden hacer su aparición durante el verano. Hay que tener en cuenta que, una vez instalados en una planta, los tres primeros producen una secreción azucarada o melaza que, junto a la elevada humedad en el ambiente, fomentan el desarrollo del hongo causante de la enfermedad de la fumagina o negrilla.

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Para evitar una experiencia desagradable con cualquiera de estos males durante el verano se recomienda tomar medidas preventivas como limpiar el jardín de las malas hierbas, ya que estas pueden convertirse en el refugio ideal para los insectos dañinos. En caso de detectarse la presencia de alguna plaga o enfermedad, se debe proceder siguiendo los tratamientos de control adecuados (aplicación de insecticidas o fungicidas, eliminación de partes o especímenes infectados, colocación de trampas de colores, etc.)

Ruben
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