La coliflor (Brassica oleracea var. botrytis) es una variedad de la especie Brassica oleracea, perteneciente a la familia de las Crucíferas, originaria de la región que atraviesa Europa Central, desde Grecia hasta el Mar del Norte, que ha formado parte de la dieta de los humanos desde tiempos antiguos.
Esta planta está compuesta por primordios florales que conforman una cabeza de color blanco, verde, amarillo, violeta o rojo (dependiendo del cultivar), con sus botones apelmazados, carnosos, hipertrofiados y apretados. El tamaño de dicha cabeza, que es la parte comestible de la planta, puede alcanzar los 30 centímetros de diámetro y puede pesar más de 2 kilogramos.
El sabor de la coliflor es suave y ligeramente dulzón, su principal componente es el agua y es un alimento de escaso aporte calórico debido a que posee un bajo contenido de hidratos de carbono, proteínas y grasas, aunque puede ser una importante fuente de fibras dietéticas, vitaminas B5 y B6, y ácido fólico.
Esta variedad suele crecer y desarrollarse mejor en ambientes húmedos en los que predominan temperaturas frescas, con niveles óptimos que van de los 15ºC a los 20ºC. Para permitir la formación de una buena cabeza, las variedades de invierno necesitan de temperaturas de entre 5ºC y 10ºC, y las de otoño entre 14ºC y 20ºC.
Es importante tener siempre presente que esta planta no resiste los fríos intensos ni los calores extremos. En climas con heladas o con fuertes vientos es recomendable proteger las plantas de coliflor de las inclemencias del tiempo para que no se congelen en caso de frío extremo, o para que no espiguen cuando se registren altas temperaturas.
Si bien puede crecer en casi todo tipo de suelo, las mejores coliflores se obtienen al cultivarse en suelos fértiles, enriquecidos con materia orgánica y profundos, con un pH de 6 a 6,5. Es necesario que el sustrato posea un alto contenido en nitrógeno, un nutriente muy exigido por estas plantas.
Dependiendo de la variedad, la siembra puede hacerse en otoño, primavera o verano. Es importante consultar con el viverista de la zona sobre cuáles son los cultivares pueden ver afectada la formación de sus capítulos florales por las altas temperaturas de la estación veraniega.
La duración del cultivo de la coliflor, entre la siembra y la cosecha se estima entre 150 y 240 días. Las semillas de esta planta se pueden sembrar en almácigo para su posterior trasplante al terreno definitivo cuando las plántulas alcanzan una altura aproximada de 15 a 20 centímetros.
Estos plantines se colocan en surcos separados a 80 centímetros, con un espacio de 60 centímetros entre cada espécimen; aunque existen variedades enanas que se plantan a 15 centímetros entre una y otra.
Coliflor: Requerimientos de agua
Las coliflores necesitan altos niveles de humedad, sobre todo después del trasplante y cuando las plantas se encuentran en época de crecimiento. En todo caso, deben evitarse los encharcamientos.
Para aquellos sustratos con buena retención de agua, se puede regar una vez por semana, mientras que en caso de terrenos más porosos sería conveniente aplicar riegos cada dos días.
Otras labores culturales incluyen el replante de aquellas coliflores enfermas o malformadas, la fertilización con nitrógeno y potasio, el control de las malezas mediante carpidas, el aporcado, y la prevención y erradicación de plagas y enfermedades.
