Originario del Sudeste Asiático y de la cuenca del Mediterráneo, el garbanzo (Cicer arietinum) es una planta leguminosa que produce granos de alto valor proteínico, que los convierte en un alimento muy apreciado en distintas partes del mundo.
Se trata de una especie anual, semierecta, que crece hasta alcanzar cerca de 1 metro de altura, de raíces profundas y con tallos recubiertos de vellos glandulares que segregan ácido oxálico y málico.
Las hojas de la planta del garbanzo son compuestas, imparinadas con un máximo de 17 foliolos y grandes estípulas foliáceas. Sus flores son pequeñas, axilares y generalmente solitarias, y pueden ser de color blanco o algo azulado.
El fruto es una legumbre ovalada, abultada, que cuando madura luce un color amarillo rojizo o amarillo rosado.En su interior almecena dos semillas globosas, picudas o mucronadas, rugosas, que suelen ser de color crema, amarillo anaranjado o blanco, aunque existen algunos cultivares que producen granos violetas a negro.
La Cicer arietinum tiene un mejor desarrollo en zonas donde imperan climas templado-cálidos, con predominio de temperaturas óptimas entre 19ºC y 21ºC para su crecimiento, mientras que para una buena floración necesita de 18ºC a 26ºC.
Las plantas de esta especie pueden crecer sin problemas con temperaturas invernales de hasta -5ºC, aunque estos niveles térmicos pueden afectar la floración y la fructificación. Posee una muy buena resistencia a las sequías.
El garbanzo puede cultivarse en suelos de casi cualquier textura, aunque es muy agradecido si se entierra en sustratos sueltos y ricos en materia orgánica, con pH entre 6 y 9.
Debido a que sus raíces poseen un gran desarrollo (pueden medir hasta 2 metros), antes de proceder a su siembra es recomendable someter el suelo a labores profundas, teniendo cuidado de dejarlo bien nivelado, ya que no soporta los encharcamientos o inundaciones.
Las semillas de mayor tamaño pueden ayudar a producir especímenes con mejor desarrollo. La siembra se puede llevar a cabo en el período comprendido entre el otoño y la primavera, en hileras separadas a 70 centímetros y dejado un espacio de 25 centímetros entre cada planta.
Cultivo del garbanzo: Cuidados, riegos y cosecha
Cuando las plántulas de garbanzo alcanzan los 15 centímetros de altura, se debe realizar un trabajo de escarbado y limpieza de la tierra con el fin de erradicar la mala hierba. También se debe aporcar y regar, pero evitando que el agua se acumule demasiado en el suelo.
Otras ocasiones de riego corresponden cuando la planta llega a los 25 centímetros de alto, al iniciar la floración y al momento de cuajado del fruto.
La cosecha de los frutos puede comenzar cuando la Cicer arietinum toma un color amarillento y antes de que aquellos se sequen completamente para evitar la caída y pérdida de las semillas.