La berenjena (Solanum melongena) es una planta muy apreciada por su fruto, que desde hace más de tres siglos se aprovecha para la elaboración de exquisitas recetas.
Afortunadamente para sus fanáticos, es posible recolectar las semillas de aquellas berenjenas que se adquieren en el supermercado o se cosechan directamente, para luego cultivarlas en huertas y macetas, siempre y cuando se tengan en cuenta algunas recomendaciones.
En primer lugar, conviene recordar que existen distintas variedades de esta planta, que pueden diferenciarse por el tamaño, color, textura y sabor de sus frutos.
También es importante tener presente que las semillas de berenjena con mayores posibilidades de germinar son aquellas extraídas de los frutos en avanzado estado de madurez, cuando comienzan a marchitarse, adquiriendo un color amarillento.
Para obtener los mejores granos, se escogen los primeros frutos de las plantas mas vigorosas y saludables y se dejan hasta que la planta se vaya a caer. Para mantener la variedad a largo plazo, se deberían guardar muchos frutos de la misma variedad pero de plantas diferentes.
Para recolectar las semillas de berenjena existen dos métodos:
Extracción seca: Más propio de las regiones más cálidas del planeta, consiste en dejar secar al sol los frutos muy maduros hasta que se arruguen. Luego se presionan y se recoge la semilla a mano, requiriendo una posterior limpieza y tamizado. También pueden secarse a la sombra hasta que el color se apague para luego retirar los granos manualmente.
Extracción húmeda: Muy frecuente en cucurbitáceas y solanáceas, en el caso de la berenjena la recolección se hace por maceración de todo el fruto. Se suele cortar el mismo en pequeños dados y pasarlos por la batidora con agua a poca velocidad para ayudar a separar la capa gelatinosa con las semillas del resto del fruto; luego se vierte la mezcla en un recipiente y recién entonces se pueden recuperar las semillas viables que hayan caído al fondo del envase.
A continuación, los granos obtenidos de este modo se lavan con agua corriente en un colador de malla fina para terminar de separar la piel de la pulpa y luego se ponen a secar sobre un tamiz. Este tipo de recolección también puede llevarse adelante extrayendo las semillas de los cubos pequeños de berenjenas con la ayuda de los dedos.
La última operación consiste en el secado al aire para rebajar la humedad a un valor apto para la conservación. También se pueden secar las semillas húmedas con la ayuda de un ventilador, ya que éstas tienen la tendencia a germinar muy fácilmente cuando la temperatura del ambiente es muy elevada.
Cuando se mantienen almacenadas en buenas condiciones, las semillas de berenjena tienen una duración germinativa media de cinco años, aunque en algunos casos pueden conservar su facultad de germinar hasta por una década.
Semillas de berenjena: Datos sobre su cultivo
Las semillas de berenjena germinan mejor a 27ºC. Para crecer, florecer y producir frutos, las plantas necesitan temperaturas de 25 a 35ºC de día y de 20 a 27ºc de noche.
Esta especie suele requerir de una exposición diaria a la luz del sol de 10 a 12 horas, y un riego frecuente y abundante, sobre todo durante la primera parte de la germinación.