El arándano, cuyo nombre científico es Vaccinium corymbosum, es una planta arbustiva que da sabrosos frutos en forma de bayas redondas, con sabor entre ácido y dulce.
No requiere de demasiados cuidados, se puede cultivar en macetas siempre que se le brinden las condiciones mínimas que necesita para fructificar.
En este artículo te enseñaré lo que necesitas saber sobre la siembra de los arándanos en casa si dispones de un huerto urbano.
El arándano
Vaccinium corymbosum pertenece a la familia botánica Ericáceas. Son arbustos que pueden medir de medio metro a 6 de altura según la variedad, y son realmente longevos, llegando a vivir unos 50 años.
Hay variedad de color de bajas, desde rojas, negras o moradas. En si es una planta muy atractiva, resultando un ejemplar de gran valor ornamental.
Arándano, tipos de siembra
Por semilla
La siembra del arándano por semilla no es frecuente, ya que se puede reproducir por esquejes plantados directamente en el lugar elegido.
Pero si aún deseas sembrar semillas tienes que hacerlo entre el otoño y el invierno, dejándolas previamente en agua por 24 horas y desechar las que floten pasado este tiempo.
Conviene sembrar las semillas en una maceta con sustrato universal, y solo colocar dos unidades por contenedor.
Necesitan un riego abundante, antes y después de cubrirlas. El riego posterior tiene que ser con pulverizador para evitar barrerlas con el agua.
La maceta tiene que quedar a semisombra y ser regada cuando el sustrato se vea seco.
Una vez que las plántulas tienen un tamaño considerable, se las debe transplantar a su destino final.
Estos deben enterrarse unos centímetros más profundos que lo que estaba en la maceta procurando que el tallo quede bien recto y firme.
Por esquejes
Lo ideal es hacerlo al inicio del invierno, en suelos ácidos para asegurar que prosperen. Por lo general se los siembra en los límites de los huertos para que sirvan de barrera a los vientos y a su vez, no perjudiquen las demás plantas con sus necesidades de acidez en el sustrato.
Necesidades del arándano
Sustrato
Requieren de un suelo con bastante acidez, para ello basta con agregar hojas de pino unos meses antes del sembrado o bien comprar sustratos específicos para este tipo de plantas.
También existen preparados con azufre que ayudan a acidificar el suelo, pero se deben utilizar con precaución.
El buen drenaje de la tierra es fundamental, necesitan mucha agua pero a su vez no tiene que haber encharcamiento ya que de lo contrario se pudrirán las raíces.
Espacio
Según la especie de arándano de la que se trate, se debe dejar de un metro hasta 4 entre una planta y otra.
Siembra en maceta
En este caso la maceta tiene que tener entre 40 a 50 cm de profundidad y disponer de un metro de distancia entre las plantas.
Temperatura y ubicación
Necesita de pleno sol pero se adapta a semisombra. Es una planta que resiste muy bien las heladas, e incluso si los inviernos son de menos de 7 grados, la fructificación en primavera será asombrosa.
En cambio, el calor puede afectar severamente la planta, por lo que ha de estar ubicada en un sector de semisombra al reparo de los rayos solares más agresivos.
Poda
En invierno se deben retirar las ramas viejas para favorecer su renovación de modo que la producción de fruta sea más abundante y regular.
Plagas y enfermedades
Es una planta resistente que no suele ser blanco fácil de las plagas, pero puede verse afectada por las cochinillas, nematodos y pulgones.
Las enfermedades más comunes son botritis o podredumbre cuando las lluvias son demasiado abundantes y el sustrato se encharca.
Cosecha
La cosecha se realiza cuando el fruto alcanza su característico color. A partir de los 2 años de vida de la planta es cuando comienza a florecer y fructificar, y esto va en incremento conforme pasa el tiempo.
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