Akebia Quinata, La Trepadora de Chocolate

Akebia Quinata, espléndida enredadera con flores que huelen a chocolate y vainilla. Frondosa y de rápido crecimiento, esta planta de zonas templadas es un ejemplar digno de admiración.

El género Akebia posee 5 especies conocidas en la actualidad, pertenece a la familia de las Lardizabalaceae.

Akebia quinata

Originaria del Este asiático, actualmente se la puede encontrar en Europa central y América. En algunos lugares está considerada una especie invasora.

Planta rustica de rápido crecimiento, es muy resistente, usada comúnmente para cubrir paredes, celosías, armar muros vegetales e incluso envolver cubrir tocones o rocas.

Cuando se encuentra en un clima optimo, es una planta semiperenne, pero cuando está en regiones donde los inviernos son fríos, suele perder por completo el follaje.

Las hojas son muy características, tienen foliolos de 5 en 5 que le dan un follaje muy denso. Las flores son sumamente atractivas y cuentan con un aroma sencillamente delicioso.

El fruto de la Akebia Quinata es comestible, tiene un sabor que recuerda al coco, muy dulce y sabroso.

Es idónea para colocar en sectores de la casa donde se pueda apreciar su belleza, pero sobre todo el esplendido aroma que desprenden las flores.

Hay diversas variedades con diferentes coloraciones en las flores, por ejemplo, la Akebia Quinata Alba posee pequeñas flores color crema, por su parte la Purple tiene flores de color morado y la variedad Rosea, en tonos de rosa pálido.

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Factores claves para favorecer la floración de la Aquebia Quinata: Necesita sol directo y debe fertilizarse el suelo con fósforo en la época de floración.

Cultivo y cuidados de Akebia quinata

Al ser una enredadera semiperenne es muy sensible al frío. En climas donde los inviernos son intensos, puede perder por completo el follaje, tolera fríos de hasta -15ºC, pero queda completamente rala de flores y hojas.

Cuando el clima es más amable, entre los 10 y 30ºC, se desarrolla en plenitud. Cuando la zona es libre de heladas, la planta permanece espléndida todo el año.

Tolera bien la sombra, pero necesita de sol directo para florecer, pero cuidado con la temperatura, no debe exceder los 30 grados.

Dependiendo de la región en donde se encuentre, hay que buscar un equilibrio entre la sombra y exposición solar, procurando que los rayos la alcancen en los horarios más amables del día, y que quede al resguardo durante las horas pico.

Necesidades de la Akebia quinata

Con un sustrato universal al que se le aporte algo de arena, materia orgánica es suficiente. Agradece el agregado de humus de lombriz o compost que esponje el suelo, genere estructura, pero no se encharque con el riego.

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Durante la primavera y el verano se puede aportar algún fertilizante que favorezca la floración.

Riego

Durante las primeras etapas de arraigo y desarrollo, hay que regar la planta una vez a la semana.

Una vez que se haya establecido, se pueden espaciar los riegos dejando que el sustrato sece hasta 5 cm de profundidad entre uno y otro.

Es una planta que tolera la sequia moderada, por lo que no soporta el encharcamiento. No tolera el exceso de humedad.

Reproducción de la Akebia quinata

Se puede reproducir mediante semilla, sembrando en un ambiente protegido durante un par de semanas, y después pasar el plantín a la tierra.

El sembrado se debe realizar antes de las heladas, entre mes o mes y medio, de modo que cuando llegue la época de trasplante no se produzcan heladas que puedan matar el ejemplar.

También se reproduce mediante esquejes por tallo semileñoso. Se corta un tallo nuevo durante la primavera, de unos 15 cm y de un ejemplar que tenga dos años o mas y ya haya florecido.

Los esquejes se clavan en una maceta con sustrato para germinar y mantenerlo protegido de las agresiones externas gasta que arraigue.

Una vez que se formó la raíz, se puede trasplantar el esqueje a su lugar definitivo.

Una vez desarrollada la raíz (si al tirar levemente del esqueje no consigues sacarlo del sustrato será el momento) trasplantar al lugar definitivo.

Fuente: Agromática

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Dani
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