Sin las técnicas de injerto de yema y de púa tendríamos pocas variedades de rosa o rododendro y prácticamente ningún cultivo de árboles frutales ornamentales.
Estos dos métodos de propagación, íntimamente relacionados, son fáciles de realizar y constituyen, para el jardinero aficionado, una maravillosa experiencia.
Los injertos de yema y de púa son dos formas de unir, para siempre, partes de dos plantas distintas para formar una nueva.
Una planta aporta el sistema de la raíz y se denomina pie o patrón, y la otra, que es la que deseamos propagar, proporciona el injerto. Es importante asegurarse de que el cambium (fina capa verde que hay debajo de la corteza) del pie este en estrecho contacto con el de a púa. El pie, normalmente de la misma especie, suele dar vigor a la variedad injertada en él. Es un método beneficioso para plantas que crecen débiles.
El injerto de yema es un método utilizado para propagar rosas y frutales ornamentales.
Injerto en Rosas: ¿Cómo se hace?
Tendrá que plantar pies de un año de edad de Rosa Canina, el escaramujo, en octubre o noviembre, para injertar desde junio hasta principios de septiembre.
Las yemas de la variedad a propagar deben ser rollizas o bien desarrolladas y asentarse en vástagos de ese mismo año.
Retire uno de estos vástagos que posea varias yemas. Corte las hojas, dejando los pecíolos. Las yemas solo deben quitarse de esta “vara germinal” inmediatamente antes de insertarlas en los pies.
Corte cada yema sobre un trozo de corteza en forma de placa de 2-3 cm. de longitud, dejando una fina brizna de madera detrás. Esta brizna se retirará después cuidadosamente de la corteza. La yema se inserta en el pie a nivel del suelo. Con el cuchillo, haga un corte en forma de T en la corteza. Levante ésta con la hoja del cuchillo. Sujete la yema por el pecíolo y deslícela bajo al corteza. Átela fuertemente con rafia, teniendo cuidado de que la yema quede expuesta. En febrero o marzo, corte la parte superior del tallo justo por encima de la yema.