Como ya se expuso en un post anterior, existen en la actualidad existe una tendencia cada vez mayor hacia el uso de kits de luces LED para el cultivo de plantas de interior y en invernaderos, debido a que ofrecen una serie de ventajas respecto de los sistemas de iluminación tradicionales, referidas principalmente a su versatilidad, sencillez de uso, economía en el consumo y mayor vida útil.
Como su nombre lo indica, los sistemas de luces LED para cultivo de plantas se componen de diodos emisores de luz, reunidos por lo general en una caja con un disipador de calor y ventiladores incorporados. Estos equipos no suelen requerir un balasto separado y se pueden conectar directamente a una toma de corriente estándar.
Los kits de LEDs se diferencian de los otros tipos de iluminación para plantas de interior, sobre todo por la mayor duración de la lámpara y su baja potencia por unidad de generación de luz (fotones), lo que permite su colocación cerca de las plantas debido a que emiten menos calor. La flexibilidad de diseño es otra de las ventajas del sistema, ya que posibilita montar sistemas de iluminación horizontal o vertical según las necesidades de cada usuario y planta.
Otro punto a favor de esta iluminación es que su espectro de luz puede personalizare mediante la selección de colores específicos para inducir determinadas respuestas por parte de las plantas.
Este sistema de iluminación se puede personalizar para emitir sólo las longitudes de onda de luz específicas. Por ejemplo, se sabe que los espectros de luz roja, de rojo lejano (entre 710 y 850 nm de longitud de onda) y azul, tienen un efecto sobre la formación de raíces, el crecimiento y la floración de las plantas.
Los sistemas de luces LED para cultivo se pueden aplicar como iluminación cenital tradicional, o como intra-dosel (dentro del dosel).
La intensidad es otro punto a tener en cuenta al momento de utilizar estas lámparas. Se aplica alta intensidad, por ejemplo, para aumentar la fotosíntesis y por lo tanto acelerar el crecimiento de la planta. La baja intensidad, por su parte, sirve para inducir cambios morfológicos o de desarrollo, tales como el aumento de la longitud del tallo y ramas y del tamaño de las hojas, o para acelerar la floración.
Para lograr estos efectos, se debe utilizar un espectro de luces basado en LEDs de los siguientes colores:
- Rojo (600-700 nm)
- Azul (400-500 nm)
- Rojo lejano (700-800 nm)
Para la iluminación fotosintética, el color que se utiliza principalmente es el rojo, porque se considera que es el más eficiente para conducir la fotosíntesis. Es recomendable incorporar un pequeño porcentaje (del 5 al 20 por ciento) de luz azul, debido a que las investigaciones han demostrado que muchos cultivos pueden crecer anormalmente bajo una luz 100 por ciento roja.
Cuando se desea obtener una respuesta fotomorfogénica, es decir, para manipular la forma y otras características físicas de una planta, el rojo y el rojo lejano son los colores principales a utilizar. Lo mismo sucede con las aplicaciones fotoperiódicas de baja intensidad para controlar la floración de las plantas sensibles a la duración del día.
Luces de LED para el cultivo de plantas: Kits estándar y personalizables
En la actualidad existe en el mercado una amplia oferta de paneles de luces LED para el cultivo de plantas de interior, que por lo general sólo combinan rojo y azul y resultan adecuados para el desarrollo de frutas y hortalizas, flores, y plántulas, entre otros. Sin embargo, existen también modelos que permiten una configuración más personalizada.
Por todo lo expuesto es importante, antes de realizar una compra, asesorarse adecuadamente sobre cuál equipo es el que mejor se adapta a las necesidades de cada usuario.
