Se conoce como clavel del poeta (Dianthus barbatus) a una especie de herbácea nativa del sur de Europa, muy utilizada como planta ornamental en jardines de distintas partes del mundo y como punto de atracción para mariposas, abejas y aves.
También denominada clavellina, se trata de una planta bienal o perenne que durante el primer año de vida forma una mata de hojas verdes oscuras que luego dan lugar a tallos de 13 a 92 centímetros de alto, en cuyo extremo superior lucen una floración constituida por densos grupos de hasta 30 flores. Cada flor tiene 3 centímetros de diámetro con cinco pétalos que muestran bordes serrados.
Las variedades silvestres del clavel del poeta producen flores rojas con una base blanca, mientras que los cultivares comerciales pueden ofrecer una gama cromática que va del blanco al púrpura, pasando por el rosa y el rojo, todos ellos con patrones variados.
Las plantas de esta especie prospera especialmente bien en sustratos arcillosos y ligeramente alcalinos, aunque se adapta sin inconvenientes a los suelos ligeros (arenosos) y medios (francos), siempre que estén bien drenados.
En cuanto a su ubicación, se recomienda un lugar en el jardín con sol o con sombra parcial. No es bueno su plantación en un área muy sombreada, ya que existen altas probabilidades de que no se produzca crecimiento alguno.
El clavel del poeta puede propagarse por semilla, esquejes o división. Si se planta con semilla después de la última helada, florecerá en el segundo año. Si se planta en bandejas antes de la última helada y luego se trasplanta, puede florecer en el primer año.
Cabe destacar que existen variedades de esta especie que se auto-siembran fácilmente en cualquier jardín con condiciones ambientales normales, una característica que le permite regenerarse de manera continua de año en año, prácticamente sin necesidad de intervención de la mano del hombre.
Siembra del clavel del poeta: Preparación del jardín
La preparación del jardín para recibir la simiente de la Dianthus barbatus requiere quitar las malas hierbas y las rocas, además de labrar el suelo Quite las malas hierbas y las rocas y labre el suelo a una profundidad de 20 centímetros, aproximadamente.
Las semillas deben sembrarse a 7,5 centímetros de distancia entre una y otra, y a medio centímetro de profundidad. Debe mantenerse el suelo uniformemente húmedo, no permitiendo que se seque mientras las semillas germinan.
Una vez que la germinación tuvo lugar y las plántulas alcancen unos 7 centímetros de alto, conviene retirar algunas para dejar una distancia de unos 30 centímetros. Este paso es importante, ya que los claveles del poeta necesitan de mucha circulación de aire para prevenir la aparición de enfermedades fúngicas.
