Los colinabos: época de siembra, riego y cuidados

Hay dos clases de colinabo: blanco y morado.

Al blanco se le puede atribuir un sabor más delicado. Se pueden hervir los tallos suculentos para comerlos guisados o rallarlos crudos para consumirlos en ensalada. Tienen un característico gusto picante.

Tampoco son excesivamente conocidos los colinabos, pero teniendo un huerto, no tiene porqué renunciar a probar cualquier hortaliza que no se encuentre con facilidad en los mercados. Precisamente ahí reside la gran ventaja de poder abastecerse uno mismo. Como medida de precaución por si no le gusta, siembre, eso sí, poca cantidad y repita al año siguiente la cosecha más abundante, si ha quedado satisfecho.

Siembra, suelo, transplante y riego

Puede elegir la época de siembra entre la primavera y el verano; hágalo en hileras de 13mm. de profundidad y 45cm. de distancia. Cuando las plántulas sean ya manejables, aclárelas a 20cm. entre sí, para que crezcan desahogadas. Después del aclareo se pueden transplantar todas las plantas sobrantes a cualquier otro lugar, ó regalárselas a algún vecino. Le agradecerá mucho la idea, si nunca ha probado este rico producto de la tierra, tan ignorado por muchos.

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Cualquier suelo en buen estado será adecuado para los colinabos; no necesitará de preparación especial, abonos, ni técnicas de cultivo excepcionales. Todo queda reducido a una sencilla norma: mantenga el entorno de las plantas limpio de malas hierbas y riéguelas durante los períodos de sequía. A eso se reduce todo el trabajo.

Otros cuidados

A medida que las plantas crecen, los tallos empiezan a hincharse justo sobre el nivel del suelo. Este tallo engrosado es la parte comestible de la planta. Sabrá que ha llegado el momento de consumirla cuando haya alcanzado el tamaño de una pelota de tenis. No conviene dejarlo crecer más hasta que se haga demasiado grande, pues entonces tiende a volverse fibroso y áspero, con lo cual ya no podrá utilizarlo.

Por tratarse de plantas muy resistentes, las de siembra tardía pueden permanecer tranquilamente a la intemperie durante todo el invierno, sin ningún tipo de protección.

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Cristian
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