Con el nombre de nemátodos se designa a una enorme familia de gusanos que incluye varias especies parásitas casi invisibles al ojo humano, que pueden atacar las raíces de una importante cantidad de plantas ornamentales y alimentarias, ocasionándoles marchitamiento, amarillamiento y finalmente la muerte.
La remolacha, la zanahoria, el tomate, la acelga, la soja, el roble, las rosas, la guayaba, el cafeto y la vid son algunas de las especies vegetales que pueden convertirse en víctimas de esta «plaga invisible», cuyos integrantes se hallan en el suelo y se caracterizan por poseer un órgano denominado “estilete” con el cual puncionan y se alimentan frecuentemente del tejido de la raíz, particularmente de los nutrientes que recorren los vasos conductores, aunque algunos pueden alimentarse de otros componentes de la planta.
Una de las señales más claras de que un vegetal está siendo atacado por nemátodos suele ser la aparición de agallas o nódulos en las raíces, esto se debe a la acción de las hembras durante el establecimiento del sitio de alimentación, donde segregan enzimas que generan alteraciones a nivel celular de la planta, lo que termina provocando un crecimiento anormal de las células con un citoplasma denso y una alta tasa metabólica.
Este constante drenado de la fotosíntesis y de los nutrientes puede resultar mortal para las plantas jóvenes, mientras que para las adultas representa una atrofia generalizada acompañada por el amarillamiento de su follaje y el marchitamiento, y en una caída en la calidad y rendimiento de las cosechas.
Otro efecto negativo del ataque de estos fitoparásitos es la notable pérdida de la resistencia de la planta ante otras situaciones de estrés, como pueden ser las sequías, heladas o el ataque de otras plagas y enfermedades.
Dado que los nemátodos se encuentran en la tierra y que sus huevos latentes pueden permanecer intactos en ese medio por muchos años, puede resultar muy difícil y costoso lograr erradicarlos completamente de una huerta o jardín, aunque se pueden tomar una serie de medidas preventivas de control que permitirán reducir los efectos devastadores de esta plaga.
Nemátodos en la huerta: Medidas para controlarlos
Afortunadamente, existe la posibilidad de limitar la población de nemátodos en la huerta, sin necesidad de recurrir a productos químicos, como:
- Limpiar bien las herramientas, ya que las mismas pueden portar tierra contaminada con estos parásitos.
- Rotar los cultivos, para evitar el aumento de un año al otro de la población de gusanos.
- Triturar frutos maduros del árbol del paraíso (reconocido como un potente insecticida natural) y enterrarlos en el suelo, para que inhiban la alimentación y el desarrollo de los parásitos.
- Aplicar en la tierra de 5 a 5,5 Kg. /m2 de guano de gallina fresco. El calor que genera este producto y algunas sustancias derivadas de su descomposición tienen un buen efecto nematicida.
- Sembrar plantas crucíferas (repollo, brócoli, etc.) en la temporada otoño-invierno. Los restos de los cultivos deben picarse e incorporarse al suelo, donde se descompondrán y liberarán sustancias tóxicas que afectan la vida de los nemátodos.
Muy instructivo y útil, de hecho es lo que buscamos quienes nos adherimos a esta página, consejos que tiendan a proteger nuestro ya tan maltratado entorno.