La parra virgen (Parthenocissus quinquefolia), también conocida como enredadera de Virginia, es una planta trepadora originaria de América del Norte y Central que suele utilizarse con fines ornamentales, recubriendo fachadas con su característico follaje cuyo color varía dependiendo de la estación.
Se trata de una planta leñosa de hábitos trepadores y hojas caducas, con numerosos zarcillos que en sus extremos cuentan con pequeños discos adhesivos que le permiten trepar con facilidad por muros y otras estructuras hasta alcanzar una altura máxima de 15 metros.
Las hojas de la parra virgen son alternas, compuestas y están formadas por 5 foliolos peciolados, de contorno elíptico u obovados y margen aserrado, oscilan entre 3 y 20 centímetros de largo por 12 centímetros de ancho. La especie es a menudo confundida con la P. vitacea, que tiene las mismas hojas, pero no posee las almohadillas adhesivas al final de sus zarcillos.
El color de su follaje tiene la característica particular de pasar del verde oscuro durante el verano al rojo vivo a borgoña en otoño, antes de su caída a medida que se adentra en la época fría del año.
Las flores de esta planta trepadora están dispuestas en discretas panículas opuestas a las hojas, son muy pequeñas y de pétalos verdes. Maduran a finales del verano o a principios de otoño en pequeñas bayas duras de color negro violáceo de 5 a 7 milímetros de diámetro. Estas bayas contienen cantidades tóxicas de ácido oxálico y se sabe que causan daño renal y la muerte a los seres humanos.
Estos pequeños frutos no son venenosos para las aves y proporcionan una importante fuente de alimentación de invierno para muchas especies.
La parra virgen puede utilizarse como trepadora de sombreado para los edificios con paredes de mampostería. Debido a que se adhiere a la superficie por medio de discos en lugar de púas penetrantes, no daña la superficie. Si se desea retirar esa cobertura, se debe cortar la parra desde la raíz, de modo que las almohadillas se deterioren y liberen su agarre sin causar daños.
Esta planta puede crecer tanto en el sol como a la sombra completa, en suelos frescos a secos, e incluso ligeramente alcalinos, aunque es más agradecida si se cultiva en sustratos profundos, húmedos y enriquecidos con materia orgánica. Los trasplantes o la plantación definitiva conviene hacerlos entre otoño y la primavera siguiente.
La adaptabilidad de la especie hace que sea adecuada para cualquier sitio, pero debe tenerse cuidado para mantenerlo lejos de revestimientos de madera y canalones. La parra sube y se adhiere a las superficies verticales con sus raíces aéreas, y su peso podría aflojar las tablas y desalinear las canaletas.
Si se desea cubrir una superficie amplia, conviene plantar varios ejemplares a la vez, ya que la parra virgen no suele ramificar bien. También se puede utilizar como cubresuelos.
Se trata de una parra perenne de hoja caduca con un tallo leñoso que no requiere muchos cuidados y resiste bajas temperaturas hasta los -10ºC.
Si bien gracias a es una planta notablemente versátil y vigorosa puede crecer con poca influencia externa, la parra virgen se verá más gruesa y exuberante si se le aplica fertilizante en forma anual, preferiblemente en primavera con algún abono mineral.
Parra virgen (Parthenocissus quinquefolia): Poda y riego
La poda ocasional también forma parte del poco mantenimiento que demanda la parra virgen, ya sea con el fin de controlar su crecimiento y para evitar que invada algún camino o estructura.
Los riegos serán regulares para que la tierra esté siempre fresca pero no demasiado húmeda. La parra virgen puede necesitar agua suplementaria durante períodos prolongados de sequía.