La vid es una planta importante para la economía de muchas regiones y países, ya que junto con su fruto, la uva, representa la base de la viticultura. Por ese motivo la mayoría de las personas está acostumbrada a relacionarla con grandes superficies de cultivo, ignorando que pueden tener una de estos ejemplares creciendo en una maceta en casa.
Esta solución puede interesar sobre todo a quienes no disponen de espacio o el suelo de un jardín tradicional, por lo que necesariamente deben recurrir a contenedores, donde la vid puede crecer y vivir sin dificultades y producir frutos sanos y agradables.
De hecho, el cuidado de las vides cultivadas en macetas, ollas u otra clase de recipiente no es complicado en absoluto, debiendo sólo tener en cuenta un par de detalles para asegurar un resultado exitoso.
Esta modalidad de cultivo de la parra precisa el uso de algunos materiales específicos. En primer lugar, obviamente, se necesita escoger el contenedor. Hay que considerar que las macetas de plástico de colores negros o muy oscuros se calientan cuando se exponen al sol y pueden hacer que las raíces de la planta se vean afectadas por el exceso de calor. Si no se dispone de macetas de otro color, se pueden utilizar aquellos recipientes manteniéndolos en la sombra, pero siempre asegurándose de que la planta quede expuesta al sol.
Los envases de madera también son una buena alternativa para el cultivo de la vid en contenedores. En todo caso, lo importante es que el recipiente, independientemente del material con que esté hecho, tenga una capacidad mínima de 10 litros (aunque eso dependerá de la especie que se cultive).
Lo siguiente que se va a necesitar es un tutor o un buen enrejado, de la forma o material que cada uno desee, siempre y cuando sea fuerte y duradero, debido a que a medida que la vid crezca, esa estructura deberá soportar cada vez mayor peso.
Las vides son típicamente cultivadas a partir de esquejes, siendo el otoño el mejor momento para plantarlos.
Para preparar la maceta, se deben colocar piedras o poliestireno extruido en la parte inferior para mejorar el drenaje, para luego añadir la tierra y una capa de mantillo. Si bien las parras pueden crecer prácticamente en casi cualquier tipo de suelo, prefieren desarrollarse en un sustrato franco limoso y húmedo.
Por lo general las vides no necesitan la aplicación de fertilizante, pero si se decide darles algún abono para reforzar su crecimiento y fructificación, se puede usar un poco de nitrógeno.
Cultivo de vid en macetas: Fortalecimiento de la raíz y poda inicial
Se debe permitir que la joven planta crezca libremente hasta la primera helada, lo que le permitirá desarrollar un buen sistema radicular. Después de ello, se la debe podar de tal modo que sólo queden dos yemas, que son pequeñas protuberancias parecidas a granos en el tronco. Al llegar la primavera, esos brotes se convertirán en nuevas ramas.
Al igual que en el cultivo tradicional, la parra en maceta demanda tiempo y esfuerzo antes de ofrecer sus primeros frutos, que habitualmente hacen su aparición a partir del segundo año de crecimiento.
Debido a las restricciones de tamaño de las macetas, sólo se debe tener una o dos ramas que broten del tronco central de la vid, debiendo también podarse aquellos tallos trepadores que se alejen del enrejado.