Son más las plantas de interior que mueren por exceso de agua que por cualquier otra causa. Los secretos del riego son algo difícil de dominar, y se complica más por el hecho de que las plantas no crecen al mismo ritmo todo el año.
Necesitan más agua cuando crecen activamente, lo que suele ocurrir entre finales de primavera y mediados de otoño. Sin embargo, si tiene calefacción central, observará que las plantas tienden a seguir creciendo más tiempo.
Durante este período debe administrar agua a las plantas siempre que el suelo de la maceta se seque. Sin embargo, el suelo de la superficie se seca antes que la base de la maceta, y una buena regla elemental consiste en esperar 24 horas para volver a regar.
La frecuencia de riego depende del origen de la especie y de la rapidez con que crece la planta, lo que a su vez está relacionado con la temperatura y la cantidad de luz. Especies de origen tropical necesitarán mayor cantidad y frecuencia en el regado.
En teoría habría que usar agua de lluvia para el riego, pero, por desgracia, muy pocas personas pueden almacenarla. Un buen sustituto es el agua que se descongela del freezer (a temperatura ambiente), pero probablemente no bastará y habrá que recurrir a la del grifo. A esta última, puedes dejarla un día entero en un recipiente destapado para que evapore el cloro propio de las aguas tratadas.
No riegue nunca las plantas con agua muy fría, ya que no beneficiaría en modo alguno a las raíces.
Imagen: seeds.suttons.co.uk