La berenjena (Solanum melongena) es una planta de origen asiático cuyo cultivo se ha extendido a las zonas con clima cálido de casi todo el mundo, cuyo fruto ha sido aprovechado con fines medicinales desde tiempos antiguos, para luego incorporarse al mundo de la gastronomía a partir del siglo XVII.
Quien desee cultivar esta planta en su huerta debe tener en cuenta que hay distintas variedades que no sólo pueden diferir en cuanto al tamaño de sus frutos, sino también en el color, textura y sabor de los mismos, por lo que se recomienda asesorarse bien en el vivero o tienda especializada donde se van a comprar los plantines.
La berenjena también puede cultivarse a partir de semillas que se extraen de los frutos maduros y luego se siembran en macetas para dejarlas germinar alrededor de 10 semanas y luego trasplantarlas a su lugar definitivo a 30 centímetros de profundidad, una vez pasada la temporada de heladas.
Los suelos adecuados para el cultivo de esta planta herbácea son los francos y profundos, con valores de pH de 6 o 7. Es indispensable que dichos sustratos contengan bastante material orgánico en su composición y tengan la capacidad de retener la humedad de forma constante, aunque dotados con un drenaje que ayude a evitar los encharcamientos, ya que el exceso de los niveles de humedad pueden favorecer la aparición de enfermedades.
Como se trata de una especie originaria de las regiones tropicales y subtropicales de Asia, la berenjena se desarrolla mejor en aquellos ambientes donde predominan los climas con un buen nivel de sol, donde la temperatura media fluctúe entre los 23 y 25ºC; aunque es capaz de soportar marcas que lleguen hasta los 45ºC. La temperatura media debe estar comprendida entre los 23 y 25ºC, siempre que las condiciones de humedad relativa sean las adecuadas (entre 50 y 65%).
En cuanto a la luminosidad, esta planta suele requerir de una exposición diaria a la luz del sol 10 a 12 horas.
Como se indicó previamente, un suelo húmedo es importante para el crecimiento de la berenjena, por lo que el riego de la misma debe ser frecuente y abundante, principalmente durante la primera parte de la germinación.
Berenjena: Poda, aclareo entutorado
Las plantas de berenjena deben someterse a trabajos de poda de formación con el objeto de limitar el número de tallos en los que se desarrollará la planta (generalmente se dejan de 2 a 4 brazos), con lo que se busca conseguir una mejor calidad del fruto al mejorar la aireación y luminosidad del ejemplar. También es necesario hacer un aclareo de las flores, ya que sólo una de las que conforman un ramillete será la que dará origen al fruto principal.
Otro cuidado adicional que requiere la berenjena es el tutorado con el fin de evitar que el peso de los frutos termine quebrando los tallos, y al mismo tiempo para mejorar la ventilación y la recepción de la luz.