La mandarina es una de las frutas de mayor producción en el mundo, y es originaria del sudeste asiático, donde los cítricos se originaron hace unos 20 millones de años.
Hoy se cultiva en casi todo el mundo, su fruto es muy apreciado por su delicioso sabor y propiedades nutritivas y su árbol es frecuentemente elegido para ornamentar patios y jardines. En esta nota te comentamos cómo obtener tu árbol de mandarina y los cuidados que requiere para poder obtener los mejores frutos.
La mandarina ha alcanzado su máximo desarrollo en las áreas subtropicales (30-40º latitud N y S). En estas áreas la producción es estacional y la calidad del fruto para el consumo en fresco es excelente. Es más resistente al frío y más tolerante a la sequía que el naranjo, pero los frutos son sensibles. El factor limitante es la temperatura mínima, ya que no tolera las inferiores a 3ºC. Las temperaturas altas constantes mantienen altos niveles de clorofilas y su color es persistentemente verde.
Necesitan suelos permeables y poco calizos y un medio ambiente húmedo tanto en el suelo como en la atmósfera. Se recomienda que el suelo sea profundo para garantizar el anclaje del árbol, una amplia exploración para garantizar una buena nutrición y un crecimiento adecuado.
Los suelos deben tener una proporción equilibrada de elementos gruesos y finos para garantizar una buena aireación y facilitar el paso de agua, además de proporcionar una estructura que mantenga un buen estado de humedad.
La reproducción a través de semillas presenta una serie de inconvenientes, además de tardar mucho en crecer: dan plantas que tienen que pasar un período juvenil, que además son bastante más vigorosas y que presentan heterogeneidad. Por tanto, es preferible la propagación asexual y en concreto mediante injerto de escudete a yema, dando prendimientos muy buenos. Lo mejor es plantar a finales del invierno, en el hemisferio sur alrededor del 15 de agosto, siempre que no se hayan pronosticado heladas tardías.
Demandan mucho abono de macro y micronutrientes, ya que frecuentemente sufre deficiencias, destacando la carencia de magnesio y zinc. Se debe proporcionar un buen riego, que no la sature ni marchite, tratando de mantener poca humedad a 15 – 30 cm de profundidad del suelo.
La poda es más frecuente que en el naranjo, ya que es una especie que puede ser muy productiva, por lo que es frecuente la ruptura de ramas y suelen instalarse estructuras de soporte. Es necesaria una poda anual con objeto de eliminar las ramas muertas, débiles o enfermas y vigorizar el resto de la vegetación.
La cosecha se efectúa en los meses que comprenden desde marzo hasta agosto, siendo ésta la mejor época de rendimiento y calidad para el consumo en fresco. Las mandarinas deben cosecharse con mucho cuidado para evitar golpes, heridas u otros daños que afecten la calidad y su conservación.