El cerezo de flor (Prunus subhirtella), conocido también como cerezo llorón, es un pequeño árbol de hoja caduca de origen japonés que puede aprovecharse para otorgarle un atractivo toque ornamental a un jardín, gracias a su porte elegante y a la abundante floración que cubre sus características ramas pendulantes.
Los ejemplares de esta especie se caracterizan por crecer hasta alcanzar los 12 metros de alto, aunque es más común que sólo lleguen a los 6 metros de altitud máxima. Son muy ramificados y las hojas presentan vellosidades. Éstas últimas también ofrecen un interesante espectáculo durante el otoño, cuando adquieren un particular color rojo.
Sin embargo, el elemento más atractivo de la Prunus subhirtella son las flores blancas a rosadas de cinco pétalos y cáliz alargado, que pueden surgir intermitentemente desde el otoño hasta la primavera.
Aunque no es difícil de cuidar, el cerezo de flor tiene algunas necesidades específicas que deben cubrirse para sacar el máximo provecho de este árbol nativo del Extremo Oriente.
Por ejemplo, las plantas de esta especie creen mejor si se cultivan a pleno sol, aunque toleran la media sombra. El suelo bien drenado es esencial en el cultivo y cuidado, especialmente para prevenir la putrefacción de raíces y tallos.
Una buena circulación de aire alrededor de la copa del árbol es importante y también ayuda a prevenir enfermedades. Por lo tanto, cuando se plana un especimen de Prunus subhirtella, debe tenerse en cuenta el tamaño final de la variedad y plantar el árbol lo suficientemente lejos de las estructuras y otros árboles para no tener que acortar sus atractivas ramas.
Las flores de este tipo de cerezo atraen a las mariposas y los colibríes, así que se recomienda evitar el uso de insecticidas mientras el árbol se encuentra en la etapa de floración.
Para una plantación adecuada de este árbol, se necesita excavar un hoyo en la tierra tan profundo como la bola de raíz (también conocida como cepellón) y dos a tres veces más ancho, asegurándose de que la base del tronco quede totalmente nivelada con el suelo circundante.
No conviene añadir enmiendas del suelo al agujero o a la tierra del relleno, ya que aquellas alientan a las raíces del cerezo de flor a permanecer en el agujero, y la idea es que se diseminen en el suelo circundante.
Al llenar el orificio con tierra se la debe presionar con el pie para quitar los bolsillos de aire que pueden formarse durante la plantación. Cuando el hoyo esté medio lleno, se lo inunda hasta la parte superior con agua y se la deja drenar completamente antes de rellenar con tierra hasta el tope.
Cerezo de flor (Prunus subhirtella): Necesidades de riego
Como el cerezo de flor necesita del agua para crecer y florecer adecuadamente, sobre todo en suelos arenosos, las labores de cuidado del cerezo en flor incluyen un riego regular, recomendándose aplicar alrededor de 300 litros una vez a la semana durante los períodos secos del año.
El riego rápido puede hacer más daño que bien, así que debe aplicarse el agua lentamente, dándole la oportunidad de hundirse en el suelo tan profundamente como sea posible. También se sugiere agregar una capa de 5 a 10 centímetros de mantillo orgánico alrededor del cerezo para ayudar al suelo a retener la humedad, y de este modo disminuir la frecuencia del riego.