Cultivo de manzano: Suelo, riego y cuidados

El manzano es un árbol cuyos frutos son muy apreciados como alimento, y existe interés de muchas personas en cultivar ejemplares de esta especie en su jardín, huerto, o patio. Afortunadamente, existen en el mercado distintas variedades y cultivares que pueden ser sembrados en pequeños espacios y que al cabo de dos años son capaces de producir buenas cantidades de exquisitas manzanas.

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Uno de los primeros interrogantes que suelen plantearse al momento de proyectar el cultivo de manzano en un hogar se refiere a la cantidad de ejemplares que se van a sembrar. Algunos expertos sugieren que la fruta producida por dos árboles será más que suficiente para abastecer a una familia de cuatro integrantes.

En la mayoría de los casos, se necesitarán dos variedades de manzanos diferentes para garantizar una adecuada polinización (vital para la producción de frutos); mientras que en aquellos lugares donde hay espacio suficiente para plantar un solo árbol se puede recurrir al injerto de una rama de otra variedad de manzano.

Por lo general, se acostumbra sugerir la adopción de variedades enanas o semi-enanas de estos árboles, ya que no sólo ocupan menos espacio, sino que también facilitan los trabajos de cuidado y de cosecha.

El cultivo de manzanos se hace a partir de árboles de 2 o 3 años que se adquieren en los viveros. Existe también la posibilidad de obtener un ejemplar de manzano a partir de semillas, aunque como la mayoría de las manzanas que se consumen en la actualidad pertenecen a variedades híbridas, no se sabe qué tipo de árbol se obtendrá, ni se tiene la seguridad de que el mismo producirá frutos.

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Un detalle a tener en cuenta es que estas plantas crecen mejor en zonas de climas templado-fríos, aunque también existen cultivares adaptados a las condiciones climáticas subtropicales.

Los jóvenes manzanos se deben sembrar a principios de primavera, cuando el suelo se descongela y las temperaturas del aire son frescas y agradables. Los pequeños árboles deben plantarse donde reciben pleno sol (por lo menos seis o más horas) y donde el suelo es bastante profundo y fértil, con un buen drenaje del agua.

Antes de plantar los manzanos, hay que asegurarse de que las raíces estén húmedas y frescas, y es conveniente mantenerlas remojadas en un balde con agua al menos una hora antes de proceder a la siembra propiamente dicha.

En el lugar donde se tiene previsto colocar la planta se debe cavar un pozo lo suficientemente ancho como para permitir la correcta propagación de las raíces y su hacinamiento, y el manzano deberá ser plantado a la misma profundidad con la que estaba en el vivero. También es necesario podar las raíces dañadas o que tengan una longitud superior a los 18 centímetros, para luego colocar el árbol en el hoyo, que se rellenará con la misma tierra que había sido removida del lugar.

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Cultivo de manzano: Riego y poda

A medida que se va rellenando el pozo, hay que apisonar la tierra para evitar que queden bolsas de aire. Después se procede a regar, aplicando entre 3 a 6 litros de agua, lo que ayudará a la hidratación del manzano y a que se asiente la tierra alrededor de las raíces.

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En cuanto a la poda de los árboles, esta es necesaria en los ejemplares jóvenes de manzano sólo cuando se trata de eliminar ramas enfermas, muertas o infestadas de insectos. Una vez que aquellos llegan a la madurez y comienzan a dar frutos, es conveniente podarlos al menos una vez al año, sobre todo para permitir una adecuada penetración de la luz solar y un buen paso del aire que ayuden a prevenir enfermedades.

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Ruben
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