Las características del suelo constituyen uno de los factores más importantes que deben tenerse en cuenta en el cultivo de las plantas y el caso de las rosas no es una excepción. Sin una mezcla de tierra adecuada para comenzar, se corre el peligro de que esta especie tenga un crecimiento pobre y aumentan las posibilidades de que contraigan enfermedades o que no superen las condiciones ambientales adversas.
Por esta razón, y para asegurar un sustrato más acogedor para los rosales, se recomienda seguir una serie de sencillos pasos que incluyen la buena labranza del suelo, obtener una buena ubicación, enriquecer el sustrato con materia inorgánica y orgánica, y dotarlo de un buen drenaje.
Lo primero que debe hacerse es labrar la tierra en el área que se desea plantar las nuevas rosas. Este trabajo ayudará a limpiar el terreno de malas hierbas y otras suciedades y permitirá una mejor aireación del suelo. La labranza también puede ayudar a descubrir cosas u objetos extraños que no deberían estar en el suelo que podrían causar problemas en el crecimiento de las nuevas plantas o convertirse en el refugio de futuras plagas.
Cuando se habla de la correcta ubicación de los rosales no sólo se hace referencia a su exposición al sol, sino también a las características del suelo en el que se planea realizar el cultivo.
Debe tenerse presente que la nueva planta de rosas debe ser colocada en un lugar que tenga al menos seis horas de luz solar directa. Si hay poca luz, entonces el suelo puede llegar a ser demasiado húmedo. Por otro lado, también se debe evitar un lugar donde el sustrato es demasiado seco o el agua se escurre demasiado rápido.
En cuanto a la calidad del sustrato, conviene realizar una prueba de pH del lugar. El pH de un suelo se evalúa en una escala de 0 a 14, siendo un suelo neutro el que registra 7 de la escala, los suelos ácidos son aquellos con un pH menor de 7, y los suelos alcalinos son los que están por encima de 7.
La mejor tierra para cultivar rosas es la que tiene un pH de alrededor de 6,5; es decir, ligeramente ácido. Si se necesita elevar el nivel de pH (porque la tierra está muy ácida) se le puede agregar cal. Si el suelo es muy alcalino se puede agregar azufre para jardín para reducir el nivel de pH.
El suelo para el cultivo de rosas necesita tener un equilibrio adecuado de materia inorgánica (arena, limo, arcilla, etc.) y orgánica (bacterias, raíces, compost, etc.). El aporte correcto de materiales inorgánicos contribuye a mejorar la circulación del aire para que las raíces de las plantas puedan tomar el oxígeno necesario para crecer y desarrollarse. La materia orgánica, por su parte, incorpora al suelo importantes nutrientes para la vida de las rosas.
Condiciones del suelo para el cultivo de rosas: Importancia del drenaje
El drenaje es otro de los puntos a tener en cuenta al evaluar las condiciones del suelo para el cultivo de rosales. Antes de proceder a su plantación, es necesario asegurarse de que el agua no se escurre de la tierra ni demasiado lento ni demasiado rápido. Para ello se puede cavar un hoyo de 30 centímetros de profundidad y llenarlo con agua. Ésta debería ser absorbida en unos 15 minutos.
Si tarda menos de ese tiempo, se necesita alterar la mezcla para que pueda retener más agua. Si tarda más de 15 minutos en absorberla, se necesita mejorar el drenaje mediante la adición de más materia orgánica para aumentar la retención de la zona.