Cómo se realiza la resiembra del césped

En varias ocasiones, el sueño de lograr manto verde y parejo al sembrar césped en un jardín se ve frustrado por la aparición de zonas calvas o poco tupidas, que indican la desaparición de la grama por culpa de distintos factores, como las sequías, las plagas, las enfermedades por hongos, un mantenimiento poco adecuado o el tráfico frecuente de personas y animales por un determinado sector, etc. Para cubrir esas imperfecciones, se necesita realizar la resiembra del césped en las áreas afectadas.

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La época más indicada para llevar adelante este trabajo es durante el otoño, debido a que esa estación, junto con el invierno, serán aprovechados por las raíces del césped para fortalecerse, de forma que cuando lleguen los meses de calor ya se contará con un sistema radicular más fuerte y extenso que redundará en beneficio del crecimiento de la grama.

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El inicio de la primavera es otra época que se considera apropiada para repoblar el césped, ya que la tierra cálida y el buen tiempo reinante ayudan a germinación y desarrollo de las plantas. Siempre hay que evitar resembrar durante el verano, ya que el excesivo calor podría quemar las raíces de las semillas recién brotadas.

Antes de comenzar con la resiembra propiamente dicha, es necesario determinar cuál fue la causa del césped dañado, porque esto ayudará a tomar las medidas para prevenir que el problema se repita y termine arruinando todo el trabajo realizado.

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Una vez cumplido ese paso, se puede proceder a resembrar el césped, siguiendo estos pasos:

  1. Eliminar los restos de hojas y raíces secas.
  2. Rastrillar el suelo hasta una profundidad de 15 centímetros y mezclarlo con mantillo o turba.
  3. Nivelar el área afectada a la altura del césped de alrededor.
  4. Esparcir la semilla de manera homogénea (usualmente, en una proporción de 20 gramos por metro cuadrado).
  5. Cubrir la semilla con una ligera capa de tierra de 2 milímetros, o en su defecto rastrillar suavemente la tierra para que quede enterrada.
  6. Alisar y apisonar ligeramente el terreno.
  7. Para evitar que las aves se coman las semillas, cubrir la tierra con un poco de paja.
  8. Regar ligeramente a modo de lluvia fina, sin encharcar, de dos a cuatro veces al día, evitando que el suelo se seque hasta que las semillas germinen.
  9. Cuando haya brotado y a partir de una altura de 2 a 5 cm. (dependiendo de la variedad), ir disminuyendo la frecuencia de riego y aumentando la cantidad para lograr un riego más profundo que favorezca el desarrollo de las raíces.
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Ruben
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