Cáncer del aloe vera, enfermedad bastante frecuente en estas plantas ornamentales la que es generada por un ácaro altamente contagioso llamado Aceria aloinis, ácaro del aloe, verruga del aloe o ácaro de la agalla del aloe.
Seguramente habrás notado que tus plantas de aloe presentan masas deformes, y curiosamente, todas (o la gran mayoría) de las plantas de la zona también la tienen.
Esto se debe a un ácaro imperceptible que se disemina por el viento y coloniza todos los aleo a su paso.
Este insecto es invisible para el ojo humano, solo puede verse con microscopio y tiene la forma de un gusano con dos pares de patas, sin alas, aparentemente inofensivo.
Al colonizar una planta de Aloe, el ácaro empieza a alimentarse de ella y a la vez le inyecta una sustancia química responsable del crecimiento anormal de masas verrugosas y de aspecto tumoral, en hojas, tallo y flores.
La función de esta masa tumoral es proteger la colonia de ácaros de las inclemencias del tiempo, para que puedan reproducirse por millones en absoluta tranquilidad.
Cáncer del aloe vera, tratamiento
Lamentablemente, solo se percibe la infección cuando las heridas, o el “tumor” del aloe son visibles, pero esto en algunos de los casos suele ser demasiado tarde.
Los ácaros infectan el interior de la agalla formada en la planta, por lo que son inútiles los acaricidas, ya que no pueden penetrarla.
El daño que generan estos ácaros no es significativo ya que rara vez las masas anormales causan la muerte del ejemplar, pero sí lo pueden debilitar haciéndolo propenso a contraer otras plagas que puedan acabar con su vida.
Los ácaros son trasportados por el viento, por lo que el tratar la infección en una planta puede ser un proceso laborioso y en vano, ya que se terminarían enfermando los demás aloes.
Lo más recomendable es extraer la planta afectada gravemente y desecharla en una bolsa cerrada para evitar la propagación.
En casos aislados se puede salvar la planta eliminando los sectores afectados y a la vez aplicarle plaguicidas, pero se corre el riesgo de propagar la infección a otros ejemplares.
Los elementos que se usen para cortar las partes afectadas deben limpiarse muy bien para prevenir la contaminación en otras plantas.
Para evitar un nuevo contagio es recomendable rociar la planta con preparado de aceite de neem o tierra de diatomeas, lo que no asegura una nueva infección, pero ayuda a evitarla.