Desde tiempos antiguos, el estiércol ha sido considerado un fertilizante orgánico excelente y ha demostrado su eficacia para aumentar la producción, gracias a su aporte de microorganismos importantes para un suelo saludable. Sin embargo, tiene algunas desventajas que pueden desalentar su uso o demandar un manejo y una selección cuidadosa para evitar problemas.
Primeramente, debe tenerse en cuenta que en algunos lugares rigen prohibiciones o restricciones respecto del uso de esta clase de abono, por lo que corresponde informarse bien antes de proceder a su utilización para alimentar suelos y plantas.
El estiércol fresco contiene microbios que pueden ser peligrosos, por lo que corresponde tomar medidas de seguridad al momento de utilizarlo.
Se debe incorporar al suelo sólo después de compostarse, y no debe aplicarse estiércol fresco a los cultivos comestibles que pronto se cosecharán. Estos tampoco deben depositarse junto a las áreas de almacenamiento o manipulación del fetilizante. Si el estiércol toma contacto con los alimentos, puede causar enfermedades transmitidas por el consumo de estos últimos.
Si se decide almacenar el estiércol en lugar de incorporarlo al suelo, hay que asegurarse de que no haya escurrimiento hacia las fuentes de agua potable o en las áreas de producción de alimentos. Del mismo modo, las carretillas, cubos y herramientas que han tocado el estiércol fresco no deben tocar aquellos alimentos vegetales que se comen crudos.
El control del olor del estiércol es otro punto a considerar. Las proporciones adecuadas de carbono / nitrógeno son importantes para controlar el olor. El excremento de caballo, por ejemplo, tiene la proporción adecuada y su olor se reduce después del compostado y su incorporación al suelo.
Los estiércoles de vaca y pollo, en cambio, necesitará agregar carbono durante el compostado. Para ello se puede comenzar mezclando cantidades iguales de estiércol y material de alto contenido de carbono, como paja, hojas o aserrín. Si todavía se percibe el olor, se deberá añadir más material con alto contenido de carbono. Si la descomposición es lenta, se debe incorporar más estiércol. La pila debe mantenerse húmeda pero no empapada y debe rotarse con frecuencia para acelerar el proceso de descomposición.
Otro detalle a tener en cuenta sobre el uso de este fertilizante orgánico es que el mismo no tiene una uniformidad en cuanto a la proporción de nutrientes.
Por ejemplo, la cantidad de nitrógeno en el estiércol depende del tipo de animal, su alimentación, la cantidad de lecho mezclado con el excremento y los métodos de almacenamiento y recolección.
El control de las tasas de aplicación es difícil con el estiércol, aunque en la mayoría de los casos, los nutrientes se liberan tan lentamente que no causan problemas. Si se aplican grandes cantidades de estiércol fresco de aves de corral a un suelo ya fértil, puede haber suficiente nitrógeno como para dañar las raíces de las plantas jóvenes.
Problemas del alto contenido de sal en el estiércol
Otro punto en contra del uso del estiércol como fertilizante es su alto contenido de sal. A menudo los animales son alimentados con más sal de lo que necesitan, lo que obviamente se traduce en altos niveles de este compuesto en el estiércol.
Esto es particularmente cierto en el caso de material obtenido de ganado criado en parcelas de engorde. La sal les hace comer y beber más, por lo que ganan peso más rápido, pero producen un excremento con altos niveles de sales, que finalmente pueden dañar o matar a las plantas.
Si bien la sal se lixivia en aquellas zonas con precipitaciones altas, la misma puede acumularse lo suficiente como para convertirse en un problema en las zonas más secas.
