El cultivar esta popular berza tiene sus dificultades, lo que puede ser un aliciente para usted. El nombre comprende dos tipos: las coliflores propiamente dichas y los brécoles.
Las semillas de coliflor son caras y quizá no le interese utilizar todo el paquete. Pero, afortunadamente, conservan su vitalidad varios años y no hay motivo para que un paquete no sirva para dos temporadas.
A la hora de preparar el terreno las coliflores son muy ávidas en cuento a la alimentación y gustan de un suelo profundo y rico.
No medran en arcillas pesadas y mal drenadas, en limos que se secan en verano ni en suelos que son pobres y desnutridos. Si las planta en estas condiciones, se desquitarán formando sólo cabezas pequeñas (proceso conocido como “formación de botones”) que se abren rápidamente y se precipitan a formar semillas.
Escoja, a ser posible, un lugar a pleno sol y con alguna protección de los vientos fríos. Cávelo durante el otoño, introduciendo todo el compost o abono que pueda permitirse. Si no ha abonado la tierra recientemente, extienda un abono por la superficie a razón de 135g. por metro cuadrado y deje que la lluvia lo disuelva.