El trigo sarraceno (Fagopyrum esculentum), también conocido como alforfón, es una planta anual herbácea originaria de Asia Central, que se cultiva principalmente para el consumo de sus granos; aunque también pueden aprovecharse como abono verde o como punto de atracción de insectos beneficiosos para jardines.
Se trata de una especie herbácea de tallo erguido articulado y hueco, capaz de crecer hasta un máximo de 70 centímetros de alto, con hojas sagitadas más bien blandas. Sus hojas superiores son abrazadoras o sésiles mientras que las inferiores tienen un peciolo bastante largo.
Las flores del alforfón son de color blanco o rosa, pequeñas y agrupadas en inflorescencias terminales. Cada flor posee ocho estambres y tres pistilos. Los frutos son aquenios de tres aristas, contienen una sola semilla y maduran de forma gradual lo que dificulta su recolección.
A pesar del nombre, el trigo sarraceno no está relacionado con el trigo. En su lugar, esta planta está más relacionada con la acedera y el ruibarbo. Debido a que sus semillas se comen y son ricas en carbohidratos complejos, se conoce como pseudocereal.
Además de su aporte alimenticio, esta especie también puede cultivarse como abono verde porque añade nutrientes y materia orgánica al suelo. También puede ayudar a sofocar las malezas, proteger la superficie del suelo y proporcionar hábitat para abejas y otros insectos polinizadores y depredadores de plagas.
El alforfón ofrece un mejor cultivo que los granos de cereales en suelos de baja fertilidad; asimismo, tiene una mayor tolerancia a la acidez del suelo que los cereales. La planta soporta más acidez del suelo que la mayoría de los cultivos y puede crecer con éxito en terrenos con un pH entre 6,0 y 6,5.
Debido a sus raíces finas, esta planta requiere un suelo que se penetre fácilmente y que tenga una buena aireación subterránea. Un sustrato duro y degradado puede hacer que las plántulas se estresen e incluso se sofoquen. Por otro lado, la fertilidad excesiva a menudo conduce a un crecimiento lento con bajos rendimientos.
El trigo sarraceno crece mejor en un clima fresco y húmedo, siendo muy sensible a los extremos climáticos. La temperatura de crecimiento ideal es de unos 21ºC y se obtiene un mejor rendimiento en zonas con veranos con noches frescas.
En la mayoría de los casos, el momento óptimo para sembrar alforfón es de unos tres meses antes de la primera helada fuerte esperada. La idea es plantar lo más tarde posible para evitar las altas temperaturas durante gran parte del período de formación de semillas.
En todo caso, la siembra puede realizarse en la primavera hasta principios del verano. Aunque el trigo sarraceno no requiere mucha agua, las plantas pueden marchitarse en zonas con tardes muy calurosas.
Dado que la planta de alforfón tiene un sistema de raíces finas, es importante la preparación de un buen semillero que ayude a obtener un establecimiento uniforme, un rápido crecimiento de las plantas, la buena absorción de nutrientes esenciales y reducir las lesiones por sequía. Debe evitarse la siembra en suelo húmedo porque esto dificulta la germinación y crecimiento de la nueva planta.
El trigo sarraceno puede eliminar eficazmente los nutrientes disponibles del suelo, por lo que es importante realizar una prueba del suelo después de la cosecha para prevenir la deficiencia de nutrientes en el cultivo siguiente. Los niveles de fósforo y calcio son especialmente dignos de observar.
Ciclo de vida del trigo sarraceno
El alforfón atraviesa su ciclo de vida rápidamente, por lo que hay poco tiempo para compensar los retrasos en el desarrollo. Las plántulas emergen a los tres o cinco días después de la siembra. La mayor parte de la producción de hojas ocurre durante la tercera a la sexta semana. La planta florece y fija las semillas en la semana 6 y 7, y el llenado de semillas comienza en la octava semana.
El grano de trigo sarraceno estará maduro a 10 o 12 semanas después de realizada la siembra, debiendo procederse a la cosecha cuando tres cuartas partes de las semillas se han vuelto marrones. En ese momento se cortan los tallos cerca del suelo, se los coloca en una hoja limpia de papel y se los golpea con una escoba para soltar las semillas.