Se conoce comúnmente como lunaria (Lunaria annua) a una especie de planta con flor originaria de los Balcanes y el Sudoeste asiático, que en la actualidad se ha naturalizado en todas las zonas templadas el mundo gracias a su buena capacidad de autosiembra.
Se trata de una anual o bienal que puede crecer hasta alcanzar unos 90 centímetros de alto por 30 centímetros de ancho, con grandes, gruesas y puntiagudas hojas ovaladas con marcadas estrías. Su floración se produce generalmente en primavera y verano, con racimos terminales de flores de color blanco o violeta, que son seguidas por vistosas vainas traslúcidas en forma de disco.
Estas estructuras son de color marrón claro y, cuando la piel se desprende para liberar las semillas, se deja al descubierto una membrana central que es de color blanco con un brillo plateado, de unos 8 centímetros de diámetro, que persiste en la planta durante el invierno.
Dicha característica le da a las vainas un aspecto similar a monedas de plata, lo que motivó que en Asia, por ejemplo, se la conozca como «planta de dinero», en los EE.UU. como «dólares de plata» o «dinero chino», y en Francia como «dinero del Papa».
Tanto sus flores como las membranas secas de las cápsulas contenedoras de semillas también suelen aprovecharse para decorar arreglos florales.
Se puede cultivar lunarias a partir de semillas recolectadas por cuenta propia, tomando las vainas cuando están secas y crujientes y colocándolas sobre un papel. A continuación se tira de la pequeña protuberancia que se encuentra en la parte superior de las mismas para retirar la piel con las tres semillas adheridas a la misma.
Los granos así obtenidos pueden sembrarse a fines de invierno directamente en el jardín o en macetas. En el primer caso, se los entierra ligeramente y se los riega profundamente. Otras semillas pueden criarse en contenedores en un sustrato compuesto a base de marga, cubiertas con arena y guardadas en un lugar cálido y luminoso.
Cuando se mantienen las plantas de lunaria en macetas durante un período de tiempo se evita que las raíces se desarrollen adecuadamente, por lo que si no se realiza un trasplante con prontitud van a comenzar a presentar atrasos en su crecimiento.
Es recomendable trasplantar los jóvenes especímenes durante la primavera, en sitios sombreados o con semisombra y en un sustrato fresco, bien abonado y con un buen drenaje. Al igual que otros miembros de la familia Brassica, esta planta se resiente si el suelo contiene turba o altos niveles de acidez, por lo que para posibilitar su cultivo se pueden corregir estas condiciones mediante el agregado de cal agrícola.