El lirio de lluvia (Habrantus robustus) es una especie originaria de Brasil, Argentina y Uruguay, que en la actualidad se ha naturalizado en Florida, Colombia, Sudáfrica y Mauricio. Se aprovecha para ornamentar jardines e invernaderos gracias a sus atractivas flores, su rápida multiplicación y su capacidad para cubrir grandes superficies.
Se trata de una planta herbácea y perenne que crece de bulbos ovados a obovados de 3,5 a 5 centímetros de diámetro. Sus hojas carecen de filo y son de color verde profundo, miden de 5 a 18 milímetros de ancho y 30 a 40 centímetros de largo.
Sus flores, que suelen brotar después de la lluvia desde finales del verano hasta principios de otoño, son de color lavanda a rosa pálido y tienen forma de embudo, de 6 a 8 centímetros de largo, sostenidas por un escapo (tallo sin hojas) de 15 a 30 centímetros de longitud. En la base de cada flor se encuentra una bráctea de 1,8 a 4 centímetros de diámetro.
Los ejemplares de Habrantus robustus se propagan por división de los bulbos o por semilla. En el primer caso, si el cultivo se lleva a cabo bajo vidrio (en invernadero) los bulbos de las plantas se entierran a un máximo de 10 centímetros de profundidad, en una mezcla de tierra para macetas con arena y barro de hojas muertas y en una posición a plena luz. Se riega moderadamente a medida que comienza el crecimiento y cuando brotan las hojas.
Esta especie se puede cultivar también en el exterior, aunque en ese caso se recomienda comenzar luego de que haya pasado el riesgo de las heladas tardías. La planta crecerá y se desarrollará bien en un lugar luminoso, con luz solar directa. Si es necesario, se pueden extraer los bulbos del terreno, durante el período reposo vegetativo, para luego dejarlos secar y guardarlos en un lugar fresco, seco y oscuro a la espera de la época adecuada de plantación.
Habrantus robustus: Riego y fertilización
Conviene regar la Habrantus robustus solo esporádicamente con uno a dos vasos de agua, dejando el terreno seco por un par de días antes de repetir el riego. Cuando se humedezca, es aconsejable evitar los excesos. El riego se reduce a medida que el follaje va muriendo y se mantiene al mínimo cuando la planta se encuentra en estado latente.
Estas plantas bulbosas usan sustancias nutritivas almacenadas del año anterior para su floración; esta es la razón por la cual es necesario enriquecer el sustrato, durante la siembra, con un fertilizante orgánico de liberación lenta. Posteriormente se las debe alimentar con un abono específico para especies bulbosas, cada 15 a 20 días, a partir del momento en que se sequen las primeras flores.