De la familia de las Rutáceas, el Naranjo, es originario del sudeste de Asia. Su altura puede llegar a los 10 m. Es de copa muy redondeada, hojas coriáceas y elípticas.
Las flores son de pétalos, color blanco y muy perfumadas. El fruto es muy rico en componentes: ácidos cítricos, aminoácidos, azúcares (fluctuosa y glucosa), esencias (limonea), vitaminas A, B Y C y además proteínas, minerales y metales.
Riego, cultivo y cuidados
Demanda gran cantidad de agua. Previo a su floración, se retira el riego durante 45 días y luego se riega en abundancia, esto permite que se produzca una abundante floración que trae buena cosecha. El naranjo requiere importantes precipitaciones, por eso en períodos de sequía es importante proporcionarle un riego abundante. Necesita temperaturas cálidas para la correcta maduración de los frutos. Es muy sensible al viento y no tolera las heladas. En cuanto a la poda, tiene que ser en forma lobular para permitir la mayor penetración de luz. Demandan mucho abono: sulfato de zinc, hierro y magnesio. El cultivo es preferible en suelos arenosos, profundos, frescos y sin caliza, con PH comprendido entre 6 y 7.
Propiedades medicinales y curativas
Tranquilizante, las hojas de naranjo se utilizan para infusiones y sus flores como agua de azahar. Se utiliza como sedante, para combatir el insomnio y las palpitaciones cardíacas. Previene espasmos estomacales. Reduce el colesterol Es bueno para las úlceras y gases intestinales. En el plano sexual, es muy bueno para potencia sexual, ya que contribuye a mejorar la impotencia.
