Las plantas de interior aportan color, belleza y aire puro a una casa, siempre y cuando se les brinden los cuidados adecuados. El hecho de que puedan adaptarse a ambientes cerrados no significa que se pueda prescindir de factores fundamentales para su existencia y crecimiento, como la luz, el agua y la fertilización.
La luz del sol juega un papel muy importante en el crecimiento y desarrollo de las plantas, y varias de sus actividades están determinadas por el tiempo en que se encuentran expuestas a aquella forma de energía. El caso de las plantas que se cultivan en el interior no es la excepción; por ejemplo, la mayoría de las especies con flores necesitan estar dentro de los 90 centímetros de una ventana soleada para tener una mejor producción.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que, por lo general, las plantas pueden requerir de 12 a 16 horas de exposición a la luz por día.
El agua es otro factor a considerar cuando se cultivan plantas de interior, ya que el exceso de riego es una de las principales causas de enfermedad y muerte de estos especímenes.
Es importante regar con agua a temperatura ambiente. Se puede añadir unas gotas de amoniaco a un litro de agua que será usada en las plantas de interior para ayudar a mejorar el color de las hojas y estimular el crecimiento general.
A finales del otoño, la mayoría de las plantas de interior demanda un riego moderado hasta que la duración e intensidad de la luz comiencen a aumentar con la llegada de la primavera.
En ocasiones, las hojas de una planta de interior pueden evidenciar la formación de pequeñas gotas en la epidermis foliar, como si transpirara, aún cuando no ha sido regada. Este fenómeno, conocido como gutación, es un intento de la planta por librarse del exceso de agua. Esto puede volverla vulnerable a las bacterias causantes de enfermedades, por lo que convendría reducir la cantidad de agua que se está dando a la planta, especialmente en los meses de invierno.
En cuanto a la humedad ambiente, la mayoría de estas plantas crecen mejor cuando los niveles relativos superan el 50 por ciento.
Cuidados de plantas de interior: Fertilización frecuente y renovación del aire
Una fertilización periódica es otra tarea requerida si se desea que las plantas de interior crezcan más vigorosas y saludables, por eso conviene alimentarlas con frecuencia durante la mayor parte del año, salvo en invierno, ya que las especies cultivadas dentro de una vivienda suelen ser sensibles al exceso de fertilizante durante esa estación. Debe recordarse que durante la temporada invernal las plantas entran en un estado de reposo.
Por último es conveniente abrir las puertas y ventanas cuando las temperaturas permitan dar a la casa un cambio de aire, algo que beneficiará tanto a las personas como a las plantas. Asimismo, para revigorizar a éstas últimas, se pueden quitar unos 6 milímetros de la parte superior del suelo y reemplazarlos con tierra para macetas fresca.