Ficus Benjamina: Cultivo, riego y cuidados

El Ficus benjamina, miembro de la familia de las Moraceae. es una de las plantas de interior más populares, gracias a que es fácil de reproducir (y por lo tanto barata), y es muy adaptable en términos de luz, suelo y clima, y necesita cuidados mínimos para crecer.

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Si se desea cultivar un Ficus benjamina en el interior de una vivienda, debe tenerse en cuenta que el mismo tenderá a permanecer relativamente pequeño (si se compara con sus hermanos ubicados en jardines o parques, que pueden alcanzar los 15 metros de altura ), delicado y con menor densidad foliar,aunque igualmente será necesario someterlo a labores de poda, para evitar que se vuelva demasiado grande.

Esta especie se multiplica por esquejes y requiere un suelo bien abonado y con un buen drenaje, esto último para evitar los encharcamientos y el exceso de humedad, Por esta razón, se recomienda replantar estos árboles cada pocos años ya que los suelos se compactan con el tiempo a medida que se asientan y los cepellones de las plantas se vuelven más densas también, lo que facilita la acumulación innecesaria de agua.

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El Ficus benjamina requiere permanecer en un ambiente bien iluminado, aunque debe evitarse la exposición directa al sol, que puede quemar las hojas nuevas. Si bien esta especie tolera bien las situaciones de muy poca luz, con el tiempo la falta de iluminación hará que el árbol pierda una gran cantidad de hojas y adquiera un aspecto muy anémico, con pérdida de vivacidad en el color.

En cuanto a la temperatura, debe tenerse en cuenta que se trata de una planta que aprecia el calor, aunque hay que tener cuidado de que en invierno la temperatura ambiente no pase de los 22°C, ni caiga por debajo de los 15°C.

La nebulización de las hojas del Ficus benajmina no es esencial, pero muy recomendable, ya que resulta beneficiosa para la salud general de la planta. Esta práctica, por ejemplo, contribuye a prevenir la aparición de la araña roja, una plaga que se ve estimulada por los bajos niveles o ausencia de humedad.

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También se aconseja limpiar con frecuencia las hojas para retirar el polvo que se deposite en ellas, lo que no sólo hará que la planta luzca más brillante, sino que ayudará a que las hojas puedan «respirar» mejor.

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El Ficus benjamina, al igual que muchas plantas de interior, se benefician de un buen lavado de las sales del suelo una o dos veces al año. Para esto, se debe sacar al exterior durante un día de calor y colocarlo en un lugar con sombra, y a continuación inundar la tierra con agua varias veces para lixiviar las sales acumuladas.

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Ruben
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