La aspidistra es una planta originaria de Asia Oriental que resulta muy fácil de cultivar y que se adapta sin inconvenientes a aquellos ambientes interiores con poca luz y con bajas temperaturas.
Esta planta herbácea y perenne, que también se conoce comúnmente como Pilistra, posee raíces rizomatosas con tallos subterráneos, y se destaca por la producción de hojas anchas con peciolos muy largos, con un color verde oscuro brillante, aunque algunas especies (se calcula que pueden existir cerca de 200) presentan vetas, líneas o manchas amarillas o blancas.
Si bien muchos destacan su adaptabilidad a ambientes sombríos y con bajas temperaturas (hasta -5º C), la aspidistra es capaz de sobrevivir en sitios más templados, donde el termómetro señale una máxima de 18 grados, y en lugares donde haya una buena iluminación, aunque debe tenerse cuidado de que no quede expuesta al sol fuerte, porque se secará.
Estas características, sumada a su resistencia a la sequedad del suelo, la convierten en una planta muy recomendada para su uso en macetas en el interior de la casa, donde puede alcanzar una altura de alrededor de 80 centímetros.
Los plantines de las distintas especies de aspidistra se pueden conseguir en los viveros y se pueden trasplantar a macetas que contengan tierra normal para plantas de interior, o en su defecto tierra de jardín mezclada con 1/4 de arena y 1/4 de turba.
Si bien esta planta se destaca por su tolerancia a la falta de agua, es conveniente mantener el sustrato algo húmedo, regándolo moderadamente con una frecuencia que dependerá de la especie escogida, puesto que hay ejemplares que exigen un riego cada dos días, mientras que otros se desarrollan sin dificultades recibiendo sus dosis de agua y estimulante hormonal cada quince días. En todos los casos se aconseja mantener un buen drenaje.
La propagación de la aspidistra se realiza por división de las plantas cuando se encuentra próximo el final del otoño, estación del año en la que también se recomienda realizar el trasplante a una maceta o contenedor de mayores dimensiones.
Cuando se cultiva en macetas en el interior de una vivienda, esta planta no suele florecer como lo haría en un jardín u otro espacio abierto, donde a fines del verano puede ofrecer decenas de pequeñas flores que brotan a ras del suelo y cuyos colores pueden ir del rojo (como las del cultivar conocido como “Nagoya Stars”) al marfil , pasando por tonalidades amarillas, azules y violáceas.