A la hora de cultivar un huerto, no siempre se va a disponer de un espacio libre de las sombras que proyecten los árboles y edificios durante la mayor parte del día. Sin embargo, existe una solución sencilla a ese inconveniente, que consiste en seleccionar verduras y hortalizas que crecen y se desarrollan sin problemas en condiciones de poca luz.
Todas las plantas convierten la luz solar, el agua y el dióxido de carbono en azúcar y oxígeno mediante un proceso conocido como fotosíntesis, y usan el azúcar para alimentar funciones básicas como el crecimiento y la reproducción, luego almacenan lo que queda en los tallos, raíces y frutas que se cosechan para el consumo humano. En términos generales, mientras más luz solar reciba una planta, mayor será la energía que pueda generar y producirá verduras más sabrosas. Por esta razón, los especímenes ubicados bajo sombra parcial pueden no ser tan exuberantes y robustos como las que cuelgan a plena luz del sol, pero muchos seguirán produciendo comestibles de gran sabor.
Obviamente, se desaconseja plantar verduras y hortalizas que requieran mucha energía en un huerto sombreado. Las de hojas verdes, que requieren tan solo dos horas de luz solar completa al día, pueden ser una mejor opción. De este modo se pueden aprovechar la lechuga, espinaca, acelga, rúcula, escarola, achicoria, col rizada, mostaza, repollo y col china.
Las hierbas como el cilantro, el cebollín, la menta y la melisa también crecerán en condiciones sombrías. Con un poco más de luz solar, alrededor de cuatro horas diarias, también se puede cultivar tubérculos como papas, remolachas, zanahorias y nabos. Las peores verduras para un jardín sombreado son aquellas que dan fruto de una planta con flores, como tomates, pepinos, pimientos, calabazas y berenjenas. Sin seis o más horas de luz solar completa por día, esas plantas que consumen mucha energía tienen altas probabilidades de sólo producir frustración.
Huertos sombreados: La importancia de aprovechar cada dosis de luz
En un jardín o huerto sombreado, cada dosis de luz es importante, de allí que la ubicación y organización del mismo puede afectar la calidad y cantidad del rendimiento de las plantas que en él se cultiven.
Cuando se elige un lugar para plantar, debe determinarse dónde brilla más el sol en esa área sombrada. La mejor manera de hacerlo es familiarizarse con la forma en que el sol recorre el cielo. Todos saben que el sol sale por el este y se pone en el oeste, alcanzando su punto más alto en el cielo alrededor del mediodía. Esto significa que los jardines o huertos en el lado este o oeste de una valla o edificio recibirán aproximadamente medio día de sol si nada más lo sombrea.
Casi tan importante como la cantidad de luz solar que disfruta un espacio verde es el tipo de sombra que debe soportar. Si bien la sombra no es necesariamente buena, algunos tipos son mejores que otros. Por ejemplo, dos horas de luz solar complementadas con la sombra fragmentada de un árbol son mucho mejores que la misma cantidad de luz solar con la sombra «maciza» de un edificio.
