Jicama (Pachyrhizus erosus): Características generales y cultivo

Originaria de México y Centroamérica, la jicama o nabo mexicano (Pachyrhizus erosus) es una especie cuya raíz se aprovecha para su consumo tanto cruda como cocinada, aportando un interesante sabor dulce y almidonado a las comidas, pero sin aportar muchas calorías, lo que la ha hecho muy popular entre cocineros y horticultores preocupados por la alimentación saludable.

Se trata de una leguminosa que crece como una vigorosa enredadera, con raíces tuberosas que en medio año pueden crecer hasta alcanzar los 2,5 metros de largo y los 30 centímetros de diámetro, llegando a pesar 22 kilogramos. Sus tallos llegan a medir una longitud máxima de 6 metros y están poblados por hojas alternas pecioladas de 25 a 30 centímetros de largo, compuestas por tres foliolos y con el margen irregularmente dentado o lobulado.

Foto: Alex Pronove

Las flores de la jicama pueden ser azules, violetas o blancas, miden 2 centímetros de largo y forman racimos erectos en las axilas de las hojas o en las puntas de las ramas. Tanto estas formaciones como las vainas similares a las habas que tiene como frutos sólo se producen en aquellas plantas completamente desarrolladas.

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De toda la planta, sólo la raíz primaria es comestible, debiendo evitarse el consumo de las hojas, los tallos, las vainas y las semillas debido a que todos ellos son tóxicos.

La jicama crece muy bien en zonas donde se registren al menos nueve meses sin heladas, ya que esto contribuye a obtener una buena cosecha de tubérculos de considerable tamaño. Sin embargo, la planta puede cultivarse en áreas cálidas y templadas con al menos cinco meses sin heladas, en cuyo caso conviene comenzar con la siembra de ocho a diez semanas antes de la última helada de la primavera.

Las plantas de esta especie no son adecuadas para zonas con una temporada de crecimiento corta, a menos que se cultiven adentro de un invernadero. En regiones tropicales las semillas del nabo mexicano pueden sembrarse en cualquier época del año, mientras que en las subtropicales la siembra debe realizarse una vez que el suelo se ha calentado en la primavera.

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Cultivo de la jicama (Pachyrhizus erosus): Ubicación y suelo

La jicama es muy agradecida si se cultiva en una ubicación a plena sol y con un soporte para el crecimiento de los tallos trepadores, dejando al menos unos 30 centímetros de distancia entre una planta y otra.

Esta especie crece mejor en suelos húmedos pero bien drenados, enriquecidos con materia orgánica y principalmente con potasio, un nutriente muy demandado para el buen crecimiento de las raíces comestibles. Debido a que las partes aéreas de la planta (tallos, hojas, flores, vainas, semillas) son tóxicas, necesita poco control de plagas.

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Ruben
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