Cultivo del rábano: Siembra, riego y cuidados

El rábano es una planta anual que se cultiva para aprovechar sus raíces comestibles, y que resulta una opción interesante a incorporar en un huerto, gracias a su rápido crecimiento y a su capacidad para adaptarse prácticamente a cualquier tipo de suelo.

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Antes de iniciar el cultivo de rábanos en una huerta, es importante tener en cuenta las siguientes características:

  • Prefieren los climas templados.
  • La temperatura óptima de germinación está entre los 20 y 25ºC.
  • La temperatura ideal para su desarrollo se encuentra entre los 18 y 22ºC.
  • Las temperaturas inferiores a los 2ºC pueden resultar mortales para estas plantas.
  • Se adaptan a cualquier tipo de suelo, aunque prefieren los suelos profundos, arcillosos y neutros, con un pH de entre 5,5 y 6,8.
  • No toleran la salinidad.
  • Les gusta el sol, pero pueden tolerar con mucha efectividad la falta de éste.
  • Para asegurar un buen crecimiento, se pueden cultivar en sitios donde reciban al menos 4 horas de sol directo.

Para un mejor desarrollo, es conveniente cultivar los rábanos en un suelo mojado y rico en nutrientes, plantándolos por siembra directa desde el inicio de la primavera hasta fines de otoño. En un huerto las semillas se depositan en surcos de 1 a 2 centímetros de profundidad, separadas por unos 5 centímetros la una de la otra. Si se planea sembrar en más de un surco, éstos deben estar separados entre sí por otros 5 centímetros.

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Si se planea desarrollar su cultivo en macetas, se necesitarán contenedores que tengan una profundidad de por lo menos 15 centímetros y un volumen mínimo de un litro. En caso de que se desee sembrar más de un ejemplar, se debe elegir una maceta con el volumen adecuado a la cantidad que se desee cultivar (1 litro por planta), y las semillas deben colocarse separadas unas de otras por un espacio de 5 centímetros.

Si se desea asegurar que tengan un buen desarrollo radicular, y por ende, sean más productivos, se debe respetar las indicaciones relativas a las distancias de separación entre plantas, porque si los rábanos se siembran muy juntos recibirán mucho calor y sus raíces no crecerán como corresponde y su sabor también se altera.

En cuanto al riego, hay que cuidar que el suelo esté siempre húmedo (aunque sin producir encharcamientos), dado que el rábano es más sensible a la falta de agua que otras especies vegetales de raíz. En el período cercano a la madurez se debe evitar el exceso de riego, porque esto podría inducir a la planta a que desarrolle raíces laterales.

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La cosecha de rábanos puede realizarse a las cuatro o seis semanas de la siembra, dependiendo de la variedad cultivada, y preferiblemente deben sacarse del suelo en el momento en que se los va a consumir. No se los debe dejar crecer por mucho tiempo después de la maduración, porque las raíces comestibles se vuelven duras o pueden ahuecarse.

Ruben
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