Perteneciente a la familia de las Cucurbitáceas, la sandía (Citrullus lanatus) es una especie anual y de porte rastrero o trepador, que se cultivaba originalmene en las costas norafricanas y que a partir del siglo XVI inició su expansión a Europa para luego pasar a América, donde se extendió velozmente a todas las regiones cálidas del continente.
Se trata de una planta pubescente de color verde grisáceo, con tallos angulosos y ramificados con zarcillos bífidos o trífidos que los ayudan a trepar. Sus hojas son de forma acorazonada o aovada con tres o cinco lóbulos con lámina profundamente hendida.

Las flores de la sandía son grandes y solitarias, con cáliz de cinco sépalos y corola penta-lobulada de color amarillo.
El fruto de esta especie es de forma oblonga, elipsoidal o globosa, por lo general de gran amaño y de color verde oscuro, aunque esta última característica puede cambiar según la variedad observada.
Otro aspecto que varía es la coloración del tejido placentario esponjoso o pulpa del fruto de la sandía, pudiendo ser ésta amarilla, blanca o roja. En todos los casos su sabor es dulce y posee un alto contenido de agua, vitamina A y licopeno al que se le atribuyen propiedades antioxidantes.
En algunos países, los frutos tiernos de esta planta se preparan y consumen de igual manera que el pepino, incluso en encurtidos como los pickles.
Como es una especie muy sensible a las heladas, la sandía necesita períodos prolontados con altas temperaturas y lugares de climas templado-cálidos. La temperatura media mensual óptima para su cultivo se ubica entre los 22ºC y los 29ºC, con máximas de 35ºC y mínimas de 18ºC.
Las semillas de esta especie no necesitan tanta humedad para germinar, por lo que pueden hacerlo en suelos con muy bajos niveles de agua.
Los sustratos ideales para el crecimiento y desarrollo de la sandía son aquellos de textura areno-arcillosa, enriquecidos con materia orgánica y bien drenados.
Los niveles de acidez de suelo recomendados son los comprendidos entre 7 y 6,5, aunque puede tolerar hasta un pH de 5.
Otra ventaja que ofrece la sandía es que no necesita ser sometida a muchas labores culturales durante su cultivo, aunque sí es recomendable realizar un buen barbecho o aporte de materia orgánica, y carpir y emparejar la superficie del terreno antes de la siembra.
Sandía: Principales enfermedades que la amenazan
Las enfermedades que amenazan a la planta de sandía incluyen a la Antracnosis causada por el hongo Colletotricum lagenarium, que afecta las hojas, tallos y los pecíolos, y que prospera en ambientes con altos niveles de humedad. También puede sufrir Fusariosis vascular provocada por el hongo Fusarium oxysporum, que puede causar el marchitamiento de toda la planta hasta causarle la muerte.

Para combatir estas y otras enfermedades derivadas de hongos, deben utilizarse fungicidas específicos. Una medida de prevención consiste en rotar los cultivos de la huerta e implantar nuevamente sandías en un mismo lugar cada cuatro años.