Cultivo del melón: temperatura, siembra, riego y recolección

El melón constituye una de las frutas más consumidas, ocupando el cuarto lugar entre las frutas consumidas en todo el mundo, después de las naranjas, los plátanos y las uvas. Será por su delicioso sabor dulce, tan refrescante en verano, y porque es ideal para preparar platos frescos tanto dulces como salados.

El origen del melón (Cucumis melo) se sitúa en el sur de Asia, donde se pueden encontrar especies silvestres. Parece ser que procede exactamente de Irán, desde donde se extendió hacia Egipto. Hoy se cultiva prácticamente en todos los lugares del mundo que posean un clima cálido y poco lluvioso. Los principales productores mundiales son China, Irán y España, entre los numerosos países que cultivan la especie.

Los melones son plantas anuales enredaderas (con guía) o rastreras, con tallos que pueden trepar si se les proporciona el soporte adecuado. El tallo es cilíndrico, de 1 a 3 m de altura. La forma del fruto va desde esférica hasta elipsoidal. Su tamaño depende de la variedad y de las condiciones de cultivo. Hay melones pequeños que pesan alrededor de 400 g y otros muy grandes que pueden pesar 20 kg o más. Externamente los frutos pueden ser lisos, corrugados o suturados, con epidermis lisa o corchosa y de múltiples colores, desde blanco, pasando por amarillo y naranja hasta verde oscuro. La parte comestible o pulpa presenta colores variables entre blanco, verde y anaranjado.

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Los melones son plantas tropicales que requieren temperatura mínima de 18ºC para germinar, que se elevan a 25ºC durante la estación de desarrollo. En climas templados se cultivan en invernaderos o cajoneras. Requieren suelo bien drenado y fértil, alto contenido de tierra negra y de nitrógeno.

Los melones se pueden sembrar directamente o empezar con trasplantes. Si el tiempo y suelo no están calientes y el nivel de humedad en el suelo es moderado, las semillas no germinarán y las plantas no crecerán. Siembre después que el peligro de heladas haya pasado y el suelo se haya calentado y esté seco. Los horticultores de climas fríos u otras áreas de estaciones cortas que desean una producción temprana pueden utilizar trasplantes.

Los melones sufren extremos en la humedad del suelo (demasiada lluvia o una larga sequía). Se recomienda riego en caso de sequía, especialmente cuando el parral o vid están creciendo y las frutas se están formando. Se benefician especialmente de la incorporación de abono bien descompuesto, antes de plantar y también aprecian altas cantidades de potasio.

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En plantas con frutos de gran tamaño, se coloca debajo de cada fruto paja, hierba seca, un ladrillo o un bloque de madera para proteger de enfermedades del suelo.

Los melones deben ser recogidos cuando el tallo se separa fácilmente de la vid, en el punto donde se encuentra unido. En estas etapas, habrá una rajadura o grieta cerca del punto de unión. Apretando los extremos podemos ver su esponjosidad y al hacerlo debemos notar una sensación de fruto macizo y no hueco.

Una vez que se recojan los melones, se pondrán suaves, pero no más dulces.

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Cristian
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