Originaria de la región sudoccidental de la India, la cúrcuma (Curcuma longa) es una herbácea vivaz cuyos rizomas sirven para la elaboración de especia del mismo nombre, muy apreciada por la gastronomía de diferentes culturas en todo el planeta.
Es una planta perenne capaz de medir una altura máxima de 100 centímetros. Sus rizomas, muy ramificados, cilíndricos y aromáticos, son de color amarillo anaranjado. El rizoma principal es carnoso y de él salen otros rizomas secundarios, alargados, algo cilíndricos y tiernos.
Hojas que brotan de sus tallos aéreos son anchas, largamente pecioladas, ovales o lanceoladas, y de color verde claro.
Las flores hermafroditas de la cúrcuma pueden tener distintos colores dependiendo de la variedad cultivada (blanco, amarillo, violáceo, etc.) y se disponen en espigas cilíndricas, cóncavas, por lo general de color verde.
Toda la planta es comestible. Las raíces son hervidas, secadas y trituradas para producir polvo de cúrcuma, las hojas son utilizadas en la gstronomía oriental para envolver al pescado para cocinarlo al vapor, e incluso las flores se pueden comer como un vegetal exótico.
La cúrcuma también puede resultar una interesante planta ornamental. En primer lugar, sus grandes hojas acanaladas crean un aspecto exuberante y tropical en cualquier jardín, y puede ser fácilmente desenterrada y hibernada en aquellas regiones con climas más fríos.
Se trata de una especie resistente y fiable, con un rizoma capaz de multiplicarse en gran cantidad sin ningún esfuerzo humano. Sus grandes inflorescencias verdes y blancas (o púrpuras) acurrucadas entre las hojas lucen muy atractivas como flores cortadas o pueden ser disfrutadas directamente en el jardín.
El desarrollo y crecimiento de la cúrcuma es muy fácil, siempre que reciba suficiente humedad, similar a la existente en su lugar de origen natural.
En cuanto a la ubicación ideal para esta especie, cabe destacar que puede crecer en terrenos secos tanto bajo la sombra de los aleros de una casa, como así también en suelos constantemente mojados.
Si bien se recomienda que el mejor medio para su desarrollo debe ser húmedo y bien drenado, la cúrcuma es capaz de prosperar en arcilla.
Esa herbácea puede crecer a pleno sol, pero sólo si el suelo permanece constantemente mojado. De lo contrario, se le debe proporcionar media sombra. Si la planta está estresada por la sequía o por el exceso de exposisión al sol, las hojas lucirán débiles y desarrollarán puntas quemadas.
Cultivo de la cúrcuma: Clima y tiempos de plantación
A pesar de que se suele indicar que la cúrcuma sólo puede cultivarse en áreas cercanas a los trópicos, la práctica ha demostrado que también es capaz de crecer en zonas más frías, siempre y cuando las raíces no se congelen. Por eso se recomienda desenterrar los rizomas en otoño y almacenarlos en un lugar fresco durante el invierno.
La plantación de la cúrcuma se hace en primavera una vez que ha pasado el peligro de las heladas: En climas más gélidos, es conveniente iniciar el cultivo en contenedores protegidos. Después de que un tallo ha terminado la floración, se lo debe cortar al nivel de la tierra para alentar el nuevo crecimiento. A fines del otoño, las hojas comenzarán a declinar y se volverán amarillas.