Las flores anuales son un grupo de plantas que se caracterizan por aportar a cualquier ambientes un incomparable valor ornamental, gracias a su llamativa variedad de colores y tonos, a lo prolongado de su floración, y a que por lo general no demandan mucha mano de obra para su mantenimiento.
En efecto, una de sus principales características es que suelen aparecer de manera espontánea sin necesidad de la asistencia humana, con semillas que germinan cuando las condiciones propicias de temperatura y humedad en el ambiente las estimulan.
Las flores anuales crecen durante una temporada larga, con frecuencia en el otoño, despliegan su colorida floración en primavera y verano, y luego se mueren con la llegada del clima helado del invierno, constituyendo una excelente manera de cambiar año a año la apariencia de un jardín.
Aunque su vida es efímera, pues nacen, crecen, florecen, fructifican y mueren en períodos que por lo general no superan los seis meses, la floración es prolongada y de llamativos y variados colores.
Estas propiedades las hacen apropiadas para componer bordes y macizos florales, en los que se puede destinar hasta un tercio de la superficie total para plantar estas especies, con el fin de imprimirle una atractiva dinámica de tamaños, formas y colores durante otoño, invierno, primavera y verano, al reemplazar a las que han completado su ciclo por las otras especies vigorosas de la siguiente estación.
Entre las flores anuales que se cultivan con más frecuencia se encuentran:
Agerato o agérato (Ageratum): Es un género de herbáceas originarias de América, que pueden alcanzar alturas de entre 15 y 40 centímetros. Sus flores, pueden ser azules, lilas, blancas o rosas, se muestran durante la primavera y el verano.
Amapola (Papaver): Es un género que incluye especies anuales como la Papaver rhoeas, que crece de 40 a 120 centímetros y tiene una época de floración en primavera. Sus flores son rojas o anaranjadas, aunque otras especies también se presentan en colores blanco, rosa, e incluso azul.
Caléndula (Calendula): Es un género de hierbas anuales o perennes provenientes de la región mediterránea y de Asia Menor. Una de las especies más conocidas es la maravilla (Calendula officinalis), una planta cuyo tallo erguido puede alcanzar de 20 a 50 centímetros de altura. Su inflorescencia de color amarillo anaranjado brota en primavera y, dependiendo de la zona en que se encuentre, puede mantenerse durante la mayor parte del año.
Lupino (Lupinus): Este subgénero incluye flores anuales que son muy apreciadas por su valor ornamental. La especie Lupinus angustifolius, por ejemplo, es una de las más extendidas y se caracteriza por medir de 100 a 120 centímetros de alto. Su floración, que se produce en primavera, se presenta en racimos terminales de 20 centímetros de largo, compuestos por alrededor de 30 flores alternas de color azul. También existen variedades con flores blancas, violetas y amarillas.
Estas son solo algunas de las muchas flores anuales que pueden aprovecharse para ornamentar un jardín. También se pueden incluir alelíes, lobelias, lunarias, petunias y nemesias, y todas ellas pueden utilizarse en combinación con otras especies de la misma categoría temporal pero que se destacan más por su atractivo follaje que por sus flores, como es el caso de la cineraria gris, el cóleo y la alternantera.