Cómo abonar la tierra con gramíneas, leguminosas y crucíferas

Capaces de aportar nutrientes de manera natural y sostenible a la tierra, las plantas de las familias de las gramíneas, leguminosas y crucíferas son el cabal ejemplo de que la naturaleza es sabia. Se trata de especies como el brócoli, los guisantes o el centeno, que además de dar frutos y habitar la huerta, sirven, una vez cumplido su ciclo, para abonar la tierra con minerales, como sustrato orgánico. A continuación, consejos para emplear gramíneas y crucíferas en tu huerta, y usarlas para enriquecer el suelo ecológicamente.

abono ecologico

Las plantas que abonan la tierra de manera natural, no sólo enriquecen el suelo durante su proceso de crecimiento y floración; su modo de otorgar nutrientes continúa una vez secas, y se multiplica al ser troceadas para esparcirlas como abono. Gracias a las gramíneas y crucíferas, se puede incrementar la fertilidad de los suelos, y rejuvenecer el sustrato de forma natural y sustentable.

Tratamiento para empleo como abono de gramíneas y crucíferas

Ante todo, que la planta se desarrolle por completo y alcance un crecimiento máximo. El modo de proceder es sencillo, se trata de segarla una vez desarrollada y luego dejar que seque sin moverla de su sitio. El secado total de la planta suele precisar de una o dos semanas, aproximadamente. Una vez seca, se quita la planta de la tierra y se la tritura. Las hojas trituradas se aplican a la tierra gracias a un sistema de arado.

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Incorporar plantas de cultivo para abono de la tierra resulta así ecológico y sostenible, y brinda beneficios preciosos a la huerta. Los aportes que se da a la tierra mediante este proceder natural suelen superar con mucho a los beneficios de los abonos y fertilizantes químicos. Este modo de enriquecer la tierra ayuda a renovar permanentemente el terreno, impidiendo que se desgaste y se haga dependiente de un sólo vegetal.

Plantas que sirven como abono natural en el huerto

Las gramíneas: el trigo, el centeno, la avena, son algunas de las plantas de esta gran familia, conocida también como poáceas. Además, las fabáceas o leguminosas también sirven como abono mediante arado; entre ellas: los guisantes, la soja, la alfalfa, las habas y los garbanzos. El grupo de las bracicáreas o crucíferas es otro de los que debe tenerse en cuenta para renovar el sustrato y rejuvenecer el suelo.

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Además de abonar la tierra con plantas de cultivo, se pueden tener en cuenta otros abonos orgánicos, como el compost o el mulching, entre otros. Como decimos habitualmente, la agricultura orgánica es necesaria, y cada vez más, en el planeta. Todo suma, aun si se trata de un pequeño huerto: el ejemplo se multiplicará, es preciso que lo haga.

 

 

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Cristian
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