Protege tus plantas del frío: árboles, hortalizas, grandes jardines

Las bajas temperaturas pueden afectar mucho a las plantas llegando a helarlas, por no hablar de los riesgos de la escarcha, los vientos y la nieve.

Una buena forma de proteger las plantas de hojas grandes, como las palmeras, es reuniendo sus hojas hacia el centro, alrededor del tallo, y sujetándolas con una cuerda. Refuerza esta protección rodeando la planta con una pantalla de caña, mimbre, bambú o brezo, sujeta con una cuerda.

En viveros y casas especializadas puedes comprar mallas aislantes que a su vez permiten la libre circulación del aire. Estas son ideales para cubrir copas de árboles.

Si tienes plantas nuevas que recién empiezan a brotar, conviene que las protejas. Si compras botellas de agua, córtalas por la mitad y cubre con ellas las plantas más pequeñas. Al ser de plástico transparente, la luz les llegará bien, pero las aislará del frío. Cada mañana retira la protección para evitar que se forme una atmósfera húmeda donde podrían proliferar hongos y plagas.

La paja y el papel de diario se usan a modo de acolchado, extendiendo una capa sobre el terreno, para cubrir la zona de las raíces. Puedes usarlos para tapar las especies recién plantadas que así enraizarán más rápidamente. En el caso de la paja, agrega una capa de 8-12 centímetros de grosor y ve renovándola conforme se vaya agotando. En el caso de los periódicos, para que no se los lleve el aire, sujétalos con piedras. Otra forma efectiva es cubrir el suelo con un acolchonamiento de compost.

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Los túneles de plástico o malla son ideales para aislar del frío las hortalizas. Bajo estas estructuras el suelo se mantiene caliente, por lo que la germinación y el desarrollo no se debilitan por la bajada de temperaturas. Fija los alambres al suelo, colocando encima el plástico de polietileno. Sujeta los extremos con estaquillas y echa tierra a los lados.

Si cuentas con un parque amplio o gran jardín, lo mejor es diseñarlo de manera eficiente para aprovechar barreras biológicas contra el frío y el viento.

Una manera es con el sistema de plantación en caballones, siempre orientado al sur, que consiste en cultivar aprovechando las pendientes del terreno. Éste suele ser un buen método para evitar que el agua de nuestras plantas se estanque y para que el suelo suba unos grados centígrados de temperatura.

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También es posible aprovechar algunos elementos vegetales, para crear pantallas naturales que protejan nuestras plantas ante las inclemencias del tiempo. En general, las flores deben estar al abrigo de plantas más grandes. Una barrera de árboles o setos de hoja perenne, en forma de herradura abierta, consiguen crear un escudo muy útil, que además dispone de una salida para las corrientes de viento frío.

Otra solución son los muros de piedra, mejor si éstos son de color oscuro. Funcionan como colectores de luz, ya que acumulan el calor durante el día y lo mantienen y distribuyen por la noche. Si tenemos una pared de estas características, podemos trasplantar allí los ejemplares de plantas y flores más débiles.

Cristian
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