Los insecticidas matan a dos formas: como veneno en el estómago, cuando el insecto lo ingiere con la hoja; o a través de la piel, si se pulveriza sobre él.
El método elegido depende del clima, tipo de insecto y tipo de planta.
Insecticidas no sistémicos. Matan bloqueando las vías respiratorias o envenenando.
Los antiguos persistían poco tiempo y había que aplicarlos con frecuencia. Pero algunos siguen siendo útiles. Pyrethrum y derris son muy eficaces. Se obtienen de plantas y no persisten mucho tiempo. Eso significa que son inocuos aplicados a las hortalizas. Sin embargo, el derris es perjudicial para los peces, así que no lo aplique cerca de estanques. Por su parte el DDT, ha sido retirado del mercado. El Trichlorphon es un buen sustituto actual de DDT.
Insecticidas sistémicos: son absorbidos por la planta; todo insecto, masticador o chupador, lo ingerirá al alimentarse y morirá.
Estos pesticidas permanecen en la planta varios días (a veces incluso semanas) y actúan contra gran variedad de plagas, pero una pulverización demasiado frecuente puede traducirse en el desarrollo de plagas resistentes a la misma. De modo que pulverice cuando vea al “enemigo” y no, por si acaso.
Dimethoate y formothion son insecticidas sistémicos que controlan la mayoría de los áfidos y otros insectos.
Imagen: biobioorganico.cl