La siembra del césped puede ser una manera económica de darle un aspecto vivaz y saludable a un jardín. Sin embargo, para garantizar un resultado satisfactorio, es importante tener en cuenta una serie de factores, que van desde la elección del momento indicado de siembra hasta el mantenimiento de la hierba una vez establecida.
En primer lugar, debe considerarse la época del año en que se van a depositar las semillas, ya que esto tiene un efecto directo en el éxito de la siembra. Una sincronización apropiada puede garantizar que el pasto germine, crezca rápidamente y permanezca sano mientras se establece.
Los primeros días de otoño pueden ser el momento ideal para plantar las semillas de césped, cuando el suelo aún está lo suficientemente caliente como para acelerar la germinación. A principios de esa estación también hay suficiente luz solar para permitir que la nueva hierba prospere y se establezca antes de que llegue el invierno.
La siembra de primavera es una segunda mejor opción, sobre todo si tiene lugar a comienzos de la temporada, antes de que el clima se caliente considerablemente. La primavera también tiende a traer períodos de sol y lluvia, los cuales contribuyen a un fuerte crecimiento.
Otro punto a tener en cuenta para obtener un césped sano y atractivo se debe preparar adecuadamente del sitio de siembra, debido a que ayudará a asegurar la retención de agua y facilitar su poda. Se recomienda evitar las pendientes empinadas, ya que tienden a secarse, y hay que asegurarse de que el área esté nivelada. Las depresiones crean manchas húmedas que son difíciles de cortar y facilitan la aparición de enfermedades.
Una vez seleccionado el espacio, se procede a prepararlo comenzando por verificar su nivel de acidez, ya que el pH correcto del suelo es fundamental para que el césped prospere. El pH mide la acidez y la alcalinidad en una escala de 0 a 14. Un pH del suelo de 6,0 a 7,5 es mejor para el cultivo de la hierba.
Los kits de prueba de suelos pueden adquirirse en comercios especializados y utilizarse para medir las características de distintas áreas del jardín, para de este modo obtener una imagen precisa del estado del pH del sustrato y los niveles de nutrientes contenidos en el mismo.
En base a los resultados obtenidos, se sabrá si es necesario introducir cambios que ayuden a lograr los niveles adecuados de acidez y la cantidad correcta de nutrientes.
Cambiar la estructura del suelo para un mejor césped
La estructura del suelo también es fundamental para obtener un buen césped. Si aquél es pesado y compacto o arenoso, esas condiciones afectarán la germinación de la semilla, el crecimiento y la salud general de la hierba. Siempre debe procurarse de que el sustrato tenga suficiente espacio aéreo, pero que sea lo suficientemente voluminoso como para retener y distribuir los nutrientes y la humedad del pasto.
Para ello se sebe preparar el suelo para una buena circulación del aire y la penetración del agua mediante la remoción de piedras y raíces, y la labranza de materia orgánica, como el compost, a una profundidad de 5 a 10 centímetros.
En un próximo post se analizarán otros factores que hacen a la siembra y que contribuyen a obtener un mejor césped, como la elección de la semilla indicada, el proceso de siembra propiamente dicho, y las cuotas de riego.