Cómo cuidar un bonsai: nociones básicas y primeros pasos

Bonsai Arce

Como las dos acepciones indican, bonsai es el arte de cultivar árboles y plantas en tamaños pequeños, mediante distintas técnicas y recursos para lograr que luzcan como una miniatura de su expresión natural. Se originó en China hace unos dos mil años, donde consideraban a cada bonsai como un puente entre lo divino y lo terrenal. Hace 800 años, el bonsai llegó a Japón, desde donde ha evolucionado hasta lo que es hoy.

Ahora, ¿cómo criar nuestro propio bonsai? No es sencillo. Primero y principal, no perdamos de vista que es una planta y no un adorno: necesita aire y sol, estar al aire libre todo el tiempo. En general, cuando compramos un bonsai, viene con un cartelito que indica el tipo de árbol o arbusto y la frecuencia necesaria de riego. Si no tenemos esa suerte, prestemos atención a la tierra y cuando la veamos seca, echemos agua hasta que salga por los drenajes. Siempre es necesario que el riego sea abundante, pero sólo debemos hacerlo cuando notamos la necesidad. Dependerá del clima y la época del año, pero puede ser varias veces al día en verano y cada varios días en invierno.

Bonsai Enebro

Con respecto a las podas, deberemos hacer varias de mantenimiento (cortar ramitas con demasiadas hojas, brotes del tronco y hojas amarillentas) y otras de formación, que son más drásticas. Con ellas daremos la forma deseada al bonsai, por lo que nos concentraremos en el tronco: lo haremos con navaja en bisel y untaremos la cicatriz con alguna pasta cicatrizante.

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También es necesario transplantarlos de vez en cuando. La época justa es antes del comienzo de la primavera, como con todas las plantas (una forma fácil de recordar los meses de poda es “durante los meses sin R”, es decir: mayo, junio, julio y agosto). Deben cortarse las raíces más largas y gruesas (que son de sostén) pero no tocar las más finas, que son las que el bonsai usa para alimentarse. Cada especie define sus momentos de necesidad de transplante, pero generalmente se puede promediar en cada tres años.

Como vemos lo ideal es que, dentro de nuestros medios y para asegurarnos que estamos cuidando bien a nuestro bonsai, averigüemos su especie: en algún vivero especializado, en libros, o comparando fotos en Internet. Cada una tiene requerimientos bastante específicos y no siempre los cuidados genéricos son suficientes para mantenerlos sanos.

Bonsai Azalea
Bonsai Azalea

Finalmente, si aún no tenemos nuestro bonsai, pero pensamos comprarlo, miremos ciertos detalles que pueden ayudarnos a elegir el más sano y con mejor potencial para el futuro. Suele usarse alambre para guiar el crecimiento del tronco y las ramas, pero prestemos atención a que las marcas no sean muy profundas, porque nunca se irán. También observemos debajo de las piedras o el musgo que pueda tener de adorno, porque puede estar ubicado para esconder algún defecto. Tratemos de evitar aquellos bonsai aferrados a una piedra en lugar de a tierra, porque al crecer absorben esta roca y es muy difícil lograr que se afiancen en otra superficie, o incluso cambiarles la piedra por una más grande. Busquemos algún bonsai que no tenga heridas o zonas muertas muy evidentes, ya que revelan malas podas. Y también, prestemos atención a que la base del tronco sea más gruesa que su parte superior.

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Las especies preferidas de árboles y arbustos para convertir en bonsai son enebro, arce, olmo, azalea, higuera, olivo y pino, porque sus hojas son pequeñas y son de naturaleza resistente. Pero cualquier especie puede criarse como bonsai. Los expertos los categorizan según el tamaño final alcanzado. Pueden ser Shito (no mayor a 5 cm), Mame (de 5 a 15), Shohin (de 15 a 21), Komono (de 21 a 40), Chumono (de 40 a 80), u Omono (los que superan los de 80 cm).

Una vez con nuestro bonsai en manos, es una muy buena idea contactarse con algún grupo o asociación de criadores de bonsai, que ofrecen guías y consejos para que nuestra primera experiencia sea semilla de muchas más.

Por María del Mar

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Cristian
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