El Kiri, también conocido como Árbol Imperial, Árbol Emperatriz o Paulownia Tormentosa, es un árbol de propiedades muy beneficiosas para la tierra y el aire, ya que enriquece suelos empobrecidos, previene la erosión y no sólo se adapta a regiones de gran polución, sino que, además, es un excelente purificador ambiental. A continuación, más datos sobre un árbol tan necesario para el planeta en nuestros días.
Una buena manera de ayudar a la tierra, en sentido general o particular, es plantando kiris. Este árbol es originario de Asia y puede crecer más de 15 m. Además de todas las características benéficas para la tierra, brinda la posibilidad de preparar infusiones con sus hojas acorazonadas, las cuales aportan generosas cantidades de proteínas y nitrógeno. Sus perfumadas flores atraen a las abejas, que fabrican con el polen una miel especialmente deliciosa.
Un árbol que desintoxica el aire y suelo
El motivo de esta cualidad es el alto índice de dióxido de carbono que es capaz de absorber, en tanto genera proporciones mayores de oxígeno. No por nada existe un grupo ambientalista en Texas, EE.UU, llamado «The Kiri Revolution», que planea organizar la plantación de un millón de árboles. Su capacidad de liberar al suelo de toxinas contaminantes incluye el arsénico, los metales pesados, los nitritos y los nitratos.
Por su madera, el Kiri puede resistir tanto un incendio como un clima helado. Se estipula que soporta un punto de ignición de hasta 247°C, y un frío de -17°C. Es una madera noble, lisa, ligera, propia de un árbol que sobrevive a las sequías prolongadas. Otra cualidad es la fortaleza de su salud, ya que rara vez el kiri contrae plagas, aun conviviendo con otras especies.
El Kiri, un árbol bueno desde la raíz a las hojas
Con respecto a sus hojas, es posible alimentar con ella a los animales. De hecho, se las considera más nutritivas que la alfalfa. A su vez, además de ser útiles para forraje, las hojas del Kiri son muy eficaces como abono, dado su alto contenido de nitrógeno.
Gracias a su alta resistencia a los embates del clima, a las plagas y a los incendios, el Kiri puede vivir hasta 100 años. Árbol repleto de cualidades útiles para el ecosistema, la misma propiedad que lo torna resistente a las sequías lo hace muy ahorrativo en el consumo de agua. Su desarrollo es veloz, y en el doble de tiempo que otras especies puede alcanzar la madurez.
De modo que no hace falta estar en Texas para lanzarse al cultivo de este maravilloso árbol. Consiguiendo semillas o esquejes, su crecimiento prospera sin dificultades. Su presencia no intimida la aparición o crecimiento de otras especies, al contrario, favorece las condiciones para que los suelos alberguen la variedad necesaria para el desarrollo de la vida.