Originario de Corea y las islas niponas, el cornejo de Japón o cornejo coreano (Cornus Kousa) es un excelente árbol de paisaje porque luce su aspecto atractivo durante una larga temporada del año, ya sea con sus flores y frutos durante el verano, o su particular follaje otoñal.
Dado que puede crecer hasta alcanzar una altura máxima de 8 a 15 metros, es considerada una especie ideal para jardines de extensión media o pequeña. Tiene hojas opuestas, simples de 4 a 10 centímetros de largo.
A comienzos del verano, aparecen brácteas blancas (a veces con tintes rosados) en grupos de cuatro que rodean a las pequeñas flores de color verde amarillo, lo que le da al cornejo de Japón un aspecto bastante llamativo. A las numerosas flores les sigue una fruta rosa a rojiza que es comestible, atrae a las aves, y puede aprovecharse para la elaboración de dulces y licores.
Durante el otoño, el color del follaje pasa a lucir un atractivo color púrpura rojizo profundo. Esta característica, unida a su atractiva floración estival, lo convierten en una interesante opción para ornamentar borduras o para aprovecharlo paisajísticamente como ejemplar único o punto focal en el jardín.
Esta especie es resistente a la antracnosis del cornejo que suele afectar a muchas otras especies de Cornus y tiene buena tolerancia al frío.
Además de su resistencia a las enfermedades, el cornejo de Japón no requiere mucha agua. Esto hace que sea un excelente candidato para las zonas donde el riego al aire libre está restringido. Por último, los ejemplares de esta especie crece bien en muchos tipos de suelo, y es una gran alternativa para una variedad de climas.
Esta planta no requiere mucho mantenimiento y necesita sol moderado para un crecimiento adecuado, aunque crecerá bien en semisombra. En su entorno natural, se encuentra a menudo como un árbol de sotobosque y, por lo tanto, para obtener mejores resultados, en algunas zonas conviene plantarlo junto con otros árboles más grandes, para que le proporcionen la sombra adecuada.
Cornejo de Japón: Exposición equilibrada y suelos fértiles
Es importante lograr una exposición lumínica equilibrada, ya que en algunas regiones con condiciones climáticas secas el árbol puede sufrir ante un sol excesivo, o directamente no florecer si se encuentra en un área con demasiada sombra.
A pesar de que se considera una especie resistente y adaptable a distintas condiciones, el cornejo de Japón crece mejor en suelos ricos en materia orgánica, húmedos, fértiles y bien drenados. Su desarrollo es óptimo en suelos ácidos, pero muestra una aceptación razonable respecto de los suelos salinos y alcalinos.