Árboles ornamentales: Acacia de Constantinopla

La acacia de Constantinopla (Albizia julibrissin), también conocida como árbol de seda, es una especie leguminosa originaria de Persia y China muy apreciada a la hora de ornamentar parques y jardines, gracias a su bello aspecto, a la sencillez de su cultivo y a su capacidad de adaptación a diferentes condiciones del medio.

Se trata de un árbol que puede medir de 7 a 15 metros de altura, de forma esferoidal cuya copa es más ancha que alta, de crecimiento medio y resistente a las bajas temperaturas hasta -8ºC.

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La corteza del tronco de la acacia de Constantinopla es de color gris oscuro y torna a color verdoso con rayas verticales a medida que envejece. Sus hojas son grandes, alcanzando más de 25 centímetros de largo, compuestas y caducas.

Las flores crecen formando racimos o panículas terminales o axilares, son de color rosado, muy abundantes y ricas en nectar. Se inician y llegan a la plenitud de su desarrollo durante la temporada estival.

Los frutos de la acacia de Constantinopla son legumbres de 10 a 20 centímetros de longitud por 3 centímetros de ancho, glabras y comprimidas, sin tabiques, verdes al principio y de color amarronado y con textura membranácea al madurar, con dehiscencia elástica, lo cual hace que las semillas sean expulsadas a cierta distancia del árbol.

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En el interior del fruto se almacenan alrededor de 15 semillas, aunque en algunos casos pueden producir de 30 a 40. Estos granos son algo aplanados de color marrón oscuro en la madurez, de forma ovoide, dispuestas de forma transversal perpendicular al eje de alargamiento de la vaina que las contiene.

En la naturaleza, la acacia de Constantinopla suele crecer en llanuras secas, en valles de arena y tieras altas.

El método de multiplicación más utilizado en esta planta es por semillas, las que deben ser tratadas con agua caliente o ácido sulfúrico antes de su siembra, con el fin de ablandar o eliminar la cubierta impermeable que las rodea.

Otra manera de debilitar esta cobertura consiste en pasar las semillas por una lija de papel.

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Como se indicó previamente, los árboles de esta especie soportan bastante bien las bajas temperaturas, aunque para un mejor desarrollo necesitan estar ubicados en un sitio muy soleado y lo más cálido posible.

En cuanto a sus usos en jardinería, la acacia de Constantinopla puede cultivarse como ejemplar aislado o en alineación en caso de disponer del espacio suficiente para el desarrollo de sus copas en forma de sombrilla.

Acacia de Constantinopla: Suelos y riego

Esta planta también se caracteriza por adaptarse a suelos de distinta calidad e incluso pobres en nutrientes, aunque no tolera los sustratos húmedos.

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En cuanto a sus necesidades hídricas, la acacia de Constantinopla demanda ser regada de dos a cuatro veces al mes durante sus primeros años de crecimiento.

Cuando llega a la adultez, los riegos de este árbol ornamental pueden ser menos frecuentes.

Ruben
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