Nativo del norte de África, el papiro (Cyperus papyrus) es una especie acuática que desde tiempos remotos ha sido aprovechada para la elaboración de papel, tejidos, fragancias, e incluso alimentos. En la actualidad, se utiliza principalmente como planta ornamental en jardines de agua o estanques, aunque también puede verse en espacios interiores cálidos y húmedos, como la cocina.
Se trata de una planta perenne y robusta que puede crecer hasta llegar a los 4 o 5 metros de altura, y está conformada por un culmo (falso tallo) de sección triangular que en su extremo superior porta un penacho liviano y plumoso en forma de estrella con largas y delgadas hojas de color verde claro que se distribuyen de manera similar a los radios de una sombrilla. Las flores, de tonalidad marrón verdosa, aparecen agrupadas en racimos terminales, y luego dan paso a frutos de color pardo y de aspecto similar a una nuez.
El papiro prefiere una exposición a pleno sol, aunque también puede crecer y desarrollarse en la sombra parcial. Por lo general, se planta por rizomas en suelo fértil y húmedo en macetas y luego se sumerge en un medio acuático, sobre todo si se decide cultivarla en un jardín de agua o en un estanque. También se puede sembrar directamente en 90 centímetros de sustrato fangoso para mantener los pesados tallos en posición vertical.
Para el caso de aquellos especímenes que se utilicen como plantas de interior, conviene colocarlos en una olla que contenga permanentemente de 5 a 10 centímetros de agua, aplicándole un fertilizante equilibrado para las plantas verdes una vez al mes durante la primavera.
Si no está sumergido, deberá tenerse cuidado de mantener un nivel permanente de humedad del sustrato.
Papiro (Cyperus papyrus): Técnicas de reproducción
Las semillas de papiro no germinan con facilidad y puede llevar más de un mes hasta que aparezcan los primeros brotes. Incluso en sus condiciones naturales, la planta no se propaga fácilmente por su simiente. La técnica de reproducción más utilizada es la de división de rizomas durante la primavera; para ello, se desentierra la planta una vez que ha pasado el peligro de heladas y se recortan los rizomas en grupos de dos o tres y luego se las coloca en nuevas macetas.
Esta especie necesita un poco de cuidado extra para prosperar siempre y cuando se mantenga la humedad. En regiones más frías se recomienda colocar mulching para ayudar a proteger las raíces tiernas, aunque el follaje seguramente morirá durante el invierno.