Vainilla: Cultivo, riego y cosecha

La vainilla (Vanilla) es un género que reúne a más de cien especies de orquídeas de origen tropical, entre las que se destaca particularmente la Vanilla planifolia, una planta de hábito trepador de cuyo fruto se obtiene el famoso saborizante y aromatizante muy utilizado en las industrias alimenticia y cosmética, conocido precisamente con el nombre de vainilla.

El cultivo de la vainilla no es algo sencillo, ya que es una planta que encuentra dificultades para crecer en ambientes que no posean condiciones iguales o similares a las de su hábitat natural, típico de las zonas tropicales. Por ese motivo se la debe ubicar en un lugar cálido y húmedo, con una buena exposición a la luz solar.

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El método más utilizado para la reproducción de estas plantas es a través de esquejes de unos 30 centímetros de largo que se desprenden de las plantas ya maduras que superan los seis metros (de un ejemplar adulto pueden extraerse un gran número de estacas). Los esquejes se sumergen en agua, primero por diez minutos y luego se retiran para dejar en remojo sus extremos por un período de cinco días.

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Cumplido ese tiempo, se los debe plantar en macetas con tierra para orquídeas, colocando la parte inferior de los dos nódulos de la planta en el sustrato y cubriéndola con una capa de dos centímetros de tierra. Al momento de trasplantar los plantines a tierra se debe ubicar un lugar con semisombra, preferiblemente a la par de un árbol o enrejado que servirá de soporte para su crecimiento.

El riego de la planta de vainilla debe ser esporádico durante el primer mes, evitando que el suelo se seque completamente entre cada aplicación. Pasado ese tiempo, se debe regar diariamente con agua blanda (libre de cal), teniendo cuidado de no producir encharcamientos en la tierra ni que ésta se seque en demasía.

Los sarmientos de vainilla recién florecen a los tres años de su plantación (en algunos casos pueden tardar hasta siete años), por lo que se necesita de una buena dosis de paciencia para cosechar sus frutos.

La floración suele producirse durante seis semanas al año y con flores que duran un solo día, momento que hay que aprovechar para realizar la polinización de cada una de ellas, levantando delicadamente la lengüeta que separa los órganos macho y hembra con la ayuda de una aguja.

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A continuación, se empuja el polen con los dedos para que haga contacto con  la cresta del estambre, la que se lleva de nuevo a su lugar cuidadosamente.

Vainilla: Cosecha y preparación de las vainas

Las pequeñas vainas aparecerán a los dos meses de realizada la fecundación, y madurarán a los nueve meses. Su recolección se debe realizar cuando en su parte inferior comience a notarse un cambio de la coloración verde a amarilla.

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Después de su cosecha, se las deja curar a la luz del sol por tres o cuatro horas, para luego doblarlas por dentro para que suden durante la noche, repitiendo todo el proceso hasta que adquieran el color marrón. Por último, se las deposita en una habitación bien ventilada por cuatro semanas para su secado definitivo.

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Ruben
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